Homenaje a Francisco Javier
Patrice Pavis. Traducción: Daniela Berlante.
El texto enviado por el Profesor Patrice Pavis en conmemoración del fallecimiento del Dr. Francisco Javier (1923-2017), director de teatro, docente, investigador y miembro del Consejo Asesor de esta revista fue leído en el Teatro Nacional Cervantes, en ocasión del Día Mundial del Teatro el 27 de marzo de 2018. El acto fue enteramente dedicado a su memoria.
25 de marzo de 2018
Estimados amigos de Francisco Javier:
Aunque me encuentro lejos, me siento muy cerca de todos ustedes y del homenaje que le rinden a Francisco Javier. En esta ocasión, en la que evocan la memoria de mi querido amigo, quisiera unirme a ustedes, al menos desde el pensamiento.
Tuve el privilegio de conocer a Francisco en París, y además en Buenos Aires a través de un alumno en común por intermedio del cual yo había enviado un libro a quien sería mi futuro amigo. Desde entonces quedamos en contacto permanente. Siempre lo consideré una suerte de padre, menos por la diferencia de edad que por la confianza y la consideraciòn que me testimoniaba.
Hay en mi contestador automático un mensaje que grabó para las Pascuas de 2017, un mensaje que no quiero borrar y pretendo pasar a mi computadora sin éxito aún. Me hubiera gustado hacerles escuchar uno de los últimos mensajes de mi amigo. Es un testimonio desgarrador: confiesa que está agotado, que ha llegado al final de la vida, que padece muchos dolores y entre ellos –de eso estoy seguro- el de no poder seguir haciendo teatro.
Recuerdo a Francisco como a un amigo siempre dispuesto a hacer favores, a alentar a sus alumnos y colegas, a reconfortar, incluso a consolar.
Conocí muy bien a su grupo de investigación las dos veces que viajé a Buenos Aires. Las reuniones eran amigables y animadas. Observé que -junto con Ricardo S.- éramos los únicos hombres del grupo. Francisco hizo mucho para que yo pudiera conocer la Argentina y América Latina.
Todos saben que Francisco era un gran conocedor y traductor del teatro francés de posguerra. Los recuerdos de su paso por el Teatro Nacional Popular habían marcado su formación. Me gustaba hacerlo hablar de esa época que sólo conocí bastante más tarde por los libros. Cuando en los ultimos años estaba de paso por París, yo lo visitaba en el Hotel Atlantis, cerca de la Place Saint-Sulpice. De esa iglesia le gustaba particularmente el cuadro de Delacroix, la Lucha con el ángel. De ahora en más, siempre pensaré en ese cuadro como el del combate de Javier contra la enfermedad, contra el cuerpo cansado que languidece. En mi vida cotidiana también pienso en él muy a menudo. En los momentos de desaliento en mi trabajo, pienso en su coraje, en su ética, en su fe en el teatro y en el arte como aquello que puede iluminar la vida humana y aliviarla un poco.
Quisiera agradecer a Graciela, su sobrina, que lo ayudó hasta último momento, a su familia, y también a todo su grupo, nuestro grupo. Estoy feliz y tranquilo al saber que van a guardar su memoria y el impulso al trabajo que nos brindó a todos.
Leyendo, hace algunos días, el homenaje al crítico de cine Andrè S. Labarthe, recientemente fallecido pensè en Francisco Javier:
“Es en el momento en que empezamos a entender algo de la vida cuando tenemos que dejarla. Pero tal vez, entender sea eso. Solo percibimos el vidrio en el instante fugaz en que se rompe”.
Con mi más profundo agradecimiento y mi mayor consideración,
Patrice Pavis