La experiencia propia como una apuesta estética en correspondencia con los signos, discursos y política de Elsa Drucaroff
Carolina Méndez Cortes (IIT UNA - Universidad Pedagógica de Colombia)
El arte que ejerzo es el del desplazamiento: movimiento como fuerza motora del cuerpo y de las ideas, cuerpo como manifestación de la relación con los otros, cuerpo en el cotidiano como evidencia de algún proceso social, un cuerpo que se autodefine, que se cuenta a si mismo para un otro en un proceso auto biográfico, en acuerdo con Leonor Arfuch se entiende que la auto biografía “no se tratará de adecuación, de la “reproducción” de un pasado, de la captación “fiel” de sucesos o vivencias, ni de las transformaciones “en la vida” sufridas por el personaje en cuestión, aun cuando ambos -autor y personaje—compartan el mismo contexto. Se tratará, simplemente, de literatura (en este caso performance): esa vuelta de sí, ese extrañamiento del autobiógrafo, no difiere en gran medida de la posición del narrador ante cualquier materia artística, y sobre todo, no difiere radical mente de esa otra figura, complementaria, la del biógrafo que para contar la vida de su héroe realiza un proceso de identificación, y por ende, de valoración” (Arfuch, 2007).
La metonimia en mi trabajo es una elección discursiva. En diálogo con Elsa Drucaroff, la metonimia es una acción que se produce por su contacto existencial, señala siempre hacia el mundo, es un acto de enunciación material, concreto, fugaz e histórico. La metonimia en mi trabajo completa el sentido del acontecimiento estético que se desprende de la experiencia vital, es un esfuerzo por producir un desplazamiento del yo “real” al yo del gesto. Al principio la mujer estaba detrás la nariz roja, ahora está al frente de ella, con la certeza que podrá verse en el reflejo de las otras.
Mi producción artística a partir de 2013 está atravesada por la historia propia como fuerza central de la creación. Este año mi trabajo de clown entra en relación con el momento histórico que la mujer detrás de la nariz roja estaba viviendo. Los trabajos que le siguen a esta experiencia son acciones performáticas desarrolladas en el marco de la Maestría en Teatro y Artes Performaticas de la Universidad Nacional de las Artes: la primera, fue una acción llamada Fragmentos de mi etnografía personal la segunda, se tituló El brindis; después Vacío para llenar; y después Lleno para vaciar; entre otras que hice. Cada una de ellas corresponde a un ritual donde hay un estado de conciencia de mi pasado, de lo vivido y de mi presente, el aquí y ahora. Todos los procesos de esta última etapa están dirigidos al recorrido propio, a la experiencia vivida a través de mi cuerpo, un cuerpo en el aquí y ahora, en movimiento, un cuerpo vulnerable, defectuoso, un cuerpo construyendo su gesto, que se habita, que se manifiesta, que se potencia según sus posibilidades en relación con su contexto y con los otros.
Una de las obras que da cuenta de esta búsqueda es Fragmentos de mi etnografía personal, esta acción es la presentación de algunas piezas de un mapa propio que amplía sus fronteras con cada experiencia, fragmentos de mi yo, que presentan un trayecto de vida, puestos en una dimensión relacional de un cuerpo aquí, no como coordenada sino como acontecimiento.
Erving Goffman en su libro La presentación de la persona en la vida cotidiana analiza desde una perspectiva teatral de qué manera las personas se presentan y presentan su actividad ante los otros, como si cada uno de los seres humanos formara parte de una puesta en escena de la vida misma, siendo actores y espectadores a la vez. Para esta puesta en escena los actuantes necesitarán construir un abanico de fachadas que puedan usar según la situación lo requiera. Goffman plantea que cada fachada dependerá de la actuación de la persona, es decir que la persona hará una actuación que necesitará de una fachada que le permita determinado tipo de reacción ante su presentación.
Los componentes de la fachada son: medio, apariencia, modales. El medio, es el escenario, la escenografía y la utilería necesaria para la interacción de la persona. Los modales son las acciones que permiten a los expectantes intuir el carácter de las interacciones que esta tendrá durante la presentación. La apariencia es lo que le permite a los otros hacerse un una idea de la persona a través de sus características exteriores, como su manera de vestir, su aspecto físico, su estatura, entre otras.
Un intento de presentación de la humanidad que soy es mi obra Fragmentos de mi etnografía personal. Aquí, esta puesta la experiencia propia no como fábula sino como enunciación de lo que acontece, la acción como manifestación de lo que no se dice, la apuesta estética no como metáfora sino como metonimia.
Fragmentos de mi etnografía personal es una presentación inacabada de mi yo, un yo que devino artista, que se reconoce como una entidad humana en un empaque de mujer, que a través de el se habita y transita el mundo con todo lo que este implica, abogo por la posibilidad de generar encuentros posibles que viabilicen mundos posibles, mundos donde la capacidad inherente a mi condición de mujer logre emancipación.
Mi obra no busca ser un gesto didáctico, no busca dar lecciones morales de cómo debe circular cierto cuerpo en cierto espacio, o qué puede realizar cierto individuo en este contexto histórico social. Mi obra no es un gesto autoritario que busque reflexionar y dar cuenta hacia dónde debe ir el arte en general, lo que yo busco es exponer, poner en evidencia el tránsito que he hecho por el mundo a través del arte, generando encuentros con los otros.
BIBLIOGRAFÍA
ARFUCH, Leonor (2007) El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Editorial Fondo de Cultura Económico.
BOURRIAD, Nicolas (2008). Estética relacional, Buenos Aires: Editorial Adriana Hidalgo.
DRUCAROFF, Elsa (2016). Otros Logos Signos, discursos, política. Editorial Ideas Edhasa, Buenos aires.
GOFFMAN, Erving (1997). La presentación de la persona en la vida cotidiana, Buenos Aires: Amorrortu editores.