La casa en deconstrucción: un teatro de objetos anclado en el cuerpo
Ana Rodríguez Arana (UNA)
RESUMEN
En esta obra de la Compañía cuerpoequipaje la operación principal puesta en juego es la deconstrucción. La casa deconstruida en sus fragmentos, en sus partes. Un teatro de objetos anclado en el cuerpo performático y en relación dialéctica con la acción partiturada, el sonido y la imagen.
PALABRAS CLAVE
Deconstrucción - Teatro de objetos - Cuerpo performático - Secuencia de acciones
SUMMARY
In this work of the Company cuerpoequipaje the main operation put into play is deconstruction. The house deconstructed in its fragments, in its parts. A theater of objects anchored in the performative body and in a dialectical relationship with the partiturated action, sound and image.
KEYWORDS
Of construction - Theater of objects- Performatic body - Sequence of actions
LA CASA
Pieza coreográfica para cuatro intérpretes, objetos y video.
Tercera producción de la Compañía cuerpoequipaje.
Una casa pensada desde sus piezas, desde sus pedazos –“un gigante hecho de partes”[1]-, deconstruida, transformada en fragmento. La deconstrucción es la operación principal que se pone en juego en esta obra de la Compañía cuerpoequipaje, un grupo interdisciplinario que pone el eje de su trabajo artístico en la experimentación con objetos y nuevas tecnologías. La deconstrucción es un término que procede primariamente de la arquitectura, que refiere a la descomposición de una estructura –y en ese sentido pertenece a un territorio de sentido vecino a la casa. Luego el término deconstrucción será resignificado en la definición derridiana; así comenzará a remitir a un trabajo del pensamiento inconsciente que consiste en deshacer –sin destruir- un sistema de pensamiento hegemónico o dominante. El pensamiento teatral dominante sobre la casa, su representación escénica, es deshecho por Tatiana Sandoval, es deconstruido, a partir de la presentación de múltiples objetos que, en su calidad de piezas, construyen una alegoría del espacio doméstico en diálogo con los cuerpos de las actrices/performers.
Las performers accionan en escena a partir de movimientos precisos, partiturados, y a partir de ellos explotan todas las posibilidades expresivas de la materia objetal, siguiendo líneas de acciones exactas, bailando y musicando a partir de los objetos. Balde, fuentón, escaleras, vestidos, colchones, partes de ventanas, cajas, lámparas, planchas, tablas de planchar, sogas, distintos objetos del universo doméstico, son presentados y se transforman en partenaires, en compañeros de escena que dialogan con los cuerpos performáticos, con la luz, con los instrumentos musicales y con las sombras y proyecciones desplegadas en foro y superpuestas. Por detrás de ellos sobrevuela y se inscribe en cada objeto la narración del universo femenino, puntuada y acentuada por la música. Sonidos, ejecuciones musicales de instrumentos que acceden a la escena en tanto objetos, danzas, golpes, pasos, partituras. La materia interpelando a los sentidos, apareciendo ante los ojos y produciendo sonido; las maderas, las cuerdas, los metales, los vientos. Objetos de reminiscencia kantoriana en una simbiosis con los cuerpos de las performers que, en el diálogo y la manipulación precisa, cobran vida, se van animando al aparecer, al vibrar y al sonar. Vuelve la noción de bio-objeto que ideara Tadeuzs Kantor; el objeto que pertenece a la dimensión cósica, a lo que no late y no vive, tramado con la organicidad del cuerpo de la actriz, adquiere otro estatuto, de algún modo vive al ser animado por su simbiosis con la corporalidad de las intérpretes. Cuerpo y objeto conforman un sistema donde lo humano y lo cósico, lo animado y lo inanimado, lo vivo y lo muerto se superponen y organizan para conformar una entidad compleja.
El objeto -que no representa algo más allá de sí sino que se presenta desde una lejanía- puede así mutar, transformarse y resignificarse como una parte del cuerpo performático de las intérpretes –como pasa con las cajas que se transforman en la cabeza de las performers-, puede adosarse al cuerpo y transformarse en una extensión –como ocurre en el caso de la presentación de las lámparas, los ojos de la casa, que se funden con los brazos de las actrices-, o convertirse en pareja de baile –como en el caso de la interacción dancística con las tablas de planchar-, o bien en partenaire escénico –en el caso de la presentación de los colchones que se transfiguran en entidades semovientes al ser ocultada su manipulación a la mirada del espectador.
Un teatro de objetos en el cual la materia inerte –que no representa nada, que no está en lugar de otra cosa, que es presencia material y alegórica pero no accesorio escenográfico- cobra vida y se transforma en el centro de un despliegue escénico que poetiza el espacio interior del domus. Las labores y trabajos que se llevan a cabo en los diversos espacios del hogar se hacen presentes a partir del diálogo, la interacción, la manipulación y el acarreo, por parte de las performers, de los diferentes objetos que alberga una casa. El universo doméstico se va desplegando en escena a partir de la presentación de esos objetos que van desfilando al ser mostrados por las actrices y a partir de un pequeño carromato de madera con ruedas que también es presentado y que sintetiza, en un objeto compuesto, esas partes que el proceso deconstructivo fue descomponiendo. El catálogo de posibilidades de interacción de las intérpretes con la materia objetal es múltiple, unas veces se esconden detrás de los objetos que presentan y velan su manipulación haciéndolos aparecer como autómatas, otras veces bailan con ellos, los hacen danzar y también sonar enhebrando una partitura sonora y física que les permite estar presentes, habitar el espacio escénico que es poetizado y se transforma en casa. La memoria se activa, la dimensión objetal, animada por su contacto con el cuerpo orgánico, reverbera y despierta el recuerdo, la infancia dormida, lo vivido entre las paredes del universo íntimo, en las diversas habitaciones, la buhardilla y el sótano, la escalera del desván, las ventanas, los rincones, los dormitorios, la cocina. El hogar, nido de sueños y de imágenes, habitáculo de la imaginación, la fantasía y la memoria, se hace presente en escena a partir de su deconstrucción -a partir de objetos que figuran sus pedazos, sus partes- y el escenario se vuelve casa en tanto, al decir de Gastón Bachelard, “todo espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa”[2]. Desde la presentación de los fragmentos -que no buscan representar una casa- la obra deconstruye el modo hegemónico de escenificar lo que remite a ella. Deconstruye la casa física en sus pedazos, en sus partes componentes que son descompuestas, y al deconstruirla materialmente, arquitectónicamente, produce una deconstrucción de otro orden: una deconstrucción del modo hegemónico de pensar la escena que se hace posible a partir de un teatro de presentación, un teatro de objetos que sólo remiten a sí mismos -pero que alumbran metáforas y configuran poéticamente el espacio en la relación dialéctica con las intérpretes-, un teatro de objetos anclado en el cuerpo performático.
La Compañía cuerpoequipaje / Artes Escénicas se dedica a la creación e investigación en Teatro de Objetos, Máscaras y Nuevas Tecnologías. Está conformada (en gran mayoría) por artistas mujeres que son docentes, graduadas y estudiantes de diferentes universidades nacionales y escuelas públicas de la Argentina (UNA, UNSAM, UNLP, UBA, ENERC).
Integrantes: Performers: Rocío Celeste Fernández, Sofía Galindo, Bárbara García Di Yorio, Yanina Grasso / Diseño de Vestuario: Pheonía Veloz / Composición y dirección: Cecilia Candia / Fotografía: Patricia Ackerman / Asistentes de dirección: Miguel Mango y Micaela Irina Zaninovich / Dramaturgia, coreografía y dirección: Tatiana Sandoval.
Artistas invitados: Mapping: Jennifer Toledo / Diseño audiovisual: Vicente Vila.
NOTAS