número 18 | julio 2019
Entrevistas
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Entrevista a Romina Paula a propósito de su performance Caminantes en la Bienal de Performance 2019

Federico Aguilar (UNA/UNSAM) y Martín Seijo (UNA/UBA)

 

Desde su primera edición, la programación de la Bienal de Performance es un imán que atrae críticas y elogios por igual. Por definición, mejor dicho, por indefinición, no debería haber puristas en las artes performáticas. Sin embargo, es habitual escuchar que tal o cual artista no tendría que formar parte de este evento porque no se dedica a performance. Si bien puede que a veces se acierte con este tipo de objeciones, en general, lo que emerge principalmente es mucho prejuicio. En el caso de Romina Paula, nos aventuramos a afirmar que es más de esto último. Porque a priori sus antecedentes nos hablan de una sensibilidad que trasciende las disciplinas y lenguajes. Actriz, escritora, directora, que cuenta con trabajos por demás destacados en teatro, cine y literatura, con Caminantes incursiona por primera vez en performance. Y tengan por seguro, y por fortuna, que no será la última.

 

¿Cómo surgió Caminantes y cómo llegó a formar parte de la programación de la Bienal?

Me convocaron de la Bienal el año pasado para que presentara un proyecto a realizarse en algún lugar del C.C.Recoleta y presenté esta idea.

 

¿Por qué la performance transcurre en el Patio de los Naranjos del CCRecoleta? ¿Tuviste en cuenta alguna referencia histórica para situar la obra allí?

Sabía que quería que fuera en un exterior. Voy al Recoleta desde hace muchos años y siempre me gustaron particularmente sus patios y terrazas. Viví momentos importantes de mi formación como espectadora en ese lugar. Y el Patio de los Naranjos es el que tenía menos visitado de todos y el que me pareció el más apropiado para lo que me imaginaba. Por un lado me gusta justamente esto de la presencia de los árboles en el centro del patio y también las paredes que dan a las habitaciones de los seminaristas, con sus ventanitas coloniales. También me pareció una performance apropiada para hacer ahí porque es un espacio en el que no se pueden hacer ruidos fuertes, por su convivencia con los seminaristas, y me gustaba la idea de dialogar en ese espacio con textos de mujeres leídos por mujeres.

 

Además de ser textos escritos por mujeres, ¿qué otros criterios tuviste en cuenta para la curaduría del material de lectura?

Hicimos la selección con Lucía Villanueva, que trabajó conmigo desde el principio y con la que tenemos una mirada afín. La verdad que la única restricción era que fueran mujeres, que hubiera muertas y vivas y que la mayoría fuera en idioma original, es decir, no llenarnos de traducciones. Así que algunos fueron aportes míos, como Alejandra Kamiya, a quién justo había leído y me fascinó y otros de Lucía, como Leila Guerriero a quién yo aún no había leído y que ahora me resulta imprescindible.

 

¿En qué consiste el trabajo previo con las performers convocadas?

Son muchas y todas trabajan mucho así que no es muy fácil juntarlas a todas pero tuvimos una reunión para ponernos en sintonía y asignar los textos y vamos a tener un ensayo general de aproximación al trabajo porque la idea es conservar ese factor de azar de lo performático. De por sí no van a poder estar algunas que están de viaje y llegan justo y las hijas de Mariana Chaud se sumarán ese día mismo, así que hay mucho de coyuntura en el evento también. Ni hablar del encuentro con el público.

 

Caminar por un perímetro, en paralelo a los muros, allí donde el CCRecoleta se conecta con la Iglesia del Pilar, comunidad protagonista de la protesta contra la muestra de León Ferrari. ¿Caminantes está pensada como un ritual, palabra muy significativa para las artes performáticas? 

La verdad que no lo había pensado como ritual pero bien podría serlo. Siempre pienso en el teatro como ritual, y como esto se hace sólo dos veces quizás lo llamaría más una invocación. Nosotras invocando todas esas voces con nuestras voces, voces de mujeres que ya no están por otras que sí y también voces de algunas que aún están, leídas por ellas mismas o por otras… Lo llamaría invocación, sí.

 

Mujeres, con voz y posibilidad de caminar. ¿Podría decirse que Caminantes remite a la lucha de las Madres de Plaza de Mayo? ¿Cómo influye esta lucha en tu obra y militancia? 

Remite, sí claro, no podría no remitir, son algo así como las primeras caminantes silenciosas de nuestro país, ¿no? ¿Y después las“marchas del silencio”? Las que también permitieron que ahora haya marchas llenas de canto y voz. Remite y en el mejor de los casos quiere honrar. Pero esta performance se centra específicamente en la literatura, en mujeres que escribieron y escriben y tienen y tuvieron voz desde ahí. Y darles voz en el presente, literalmente, la voz de alguien que aún está aquí y puede hablar, con la idea de darle continuidad, de hacer presente lo ausente: la voz de la que ya no está pero persiste.

 

¿Cuáles son tus referentes en las artes performáticas y por qué?

No sé si tengo referentes, lo cierto es que no tengo mucha experiencia como espectadora de performances. Pero sí me atrae mucho este concepto de lo único, lo irrepetible, lo coyuntural; del error que no se enmienda sino que se convierte en la obra misma.

 

¿Cómo se relaciona la obra con las discusiones actuales del feminismo?

Como te decía, el recorte es feminista en la medida en la que solo somos mujeres que leen a mujeres pero después el foco está puesto en las obras de estas mujeres, en lo que escribieron, que tiene valor más allá de su género, es simplemente literatura. Y el recorte en sí también tiene que ver con que en los últimos años casi que leo exclusivamente a mujeres y no fue una decisión política en principio sino estética: los libros que me daban más ganas de leer eran de mujeres, sistemáticamente. Y en algún momento descubrí el patrón y dije “bueno, esto parece estar siendo una decisión”. Pasé casi toda mi adolescenciay primeros años de la adultez leyendo a clásicos masculinos, pienso pasar el resto de mi vida adulta más dedicada a lo que tiene o tuvieron para decir las mujeres.

 

Sos una artista que escribe, actúa y dirige teatro ¿Qué rasgos notás que permanecen en los distintos roles y qué posibilidades te dan unos que no te den otros?

Trato de, por un lado, estar muy presente en cada momento y concentrarme sólo en lo que estoy haciendo. También intento emprender un solo proceso creativo por vez. E intento acumular la experiencia en cada uno de los roles para poder ponerme en el lugar del otro cuando ocupo otro rol. Por ejemplo, entender cómo me gusta que me traten como actriz para tenerlo en cuenta cuando dirijo, y así.

 

Hace poco dirigiste también en cine ¿Cómo fue esa experiencia?

La verdad que muy buena. Escribí una película que pensé que podía dirigir y trabajé con un equipo que hizo su trabajo con mucho amor y paciencia. Y lo mismo, intenté focalizarme en cada una de las cosas mientras la hacía, y lo cierto es que disfruté mucho de cada uno de los momentos, del rodaje y de la posproducción y ahora estoy disfrutando de acompañar a la película en su recorrido.

 

¿Por qué caminar es una performance? ¿Qué es lo diferencia esta obra de otros lenguajes como el del teatro?

Esta performance es el encuentro único e irrepetible (¡aunque se haga dos veces!) de las voces de estas mujeres leyendo a esas otras mujeres en ese patio a esa hora en la que se va la luz del día con esos oyentes/espectadores y lo que pueda resultar de ese encuentro. La diferencia principal con el teatro es que tengo todo menos controlado. Es como preparar una comida en vivo: todo puede suceder.

 

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy escribiendo una obra con Agustina Muñoz y Margarita Molfino que estrenaremos en octubre en la Sala Sarmiento del San Martín, con curaduría de Vivi Tellas. La obra se llama Reinos y también la vamos a dirigir las tres. Ya tenemos el elenco confirmado y empezamos a ensayar a fin de mes. Estoy muy entusiasmada, el punto de partida de la obra es el diario íntimo de la abuela de Margarita que pasó su juventud a principios del siglo XX en Córdoba, trabajando en el campo, y describió su día a día ahí con una belleza tremenda. Así que a las variables mujeres y escritura, en esta obra le sumamos la de naturaleza.