Bishop, Claire. Museología radical. O ¿qué es “contemporáneo” en los museos de arte contemporáneo? Buenos Aires, Libretto, 2018, 128 pág.
Daniela Berlante (UNA/UBA)
El ensayo de la historiadora y crítica de arte Claire Bishop, Museología radical, deja vislumbrar un doble propósito: por un lado, dar cuenta de la conformación de un nuevo tipo de modelo museístico, más experimental, menos determinado por su propia arquitectura y más comprometido políticamente con el momento histórico; por otro, expandir la categoría de aquello designado con el término “contemporáneo”.
Estos museos radicales, cuyos exponentes son el Van Abbemuseum, en Eindhoven; el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, en Madrid; y el Muzej sodobne umetnosti Metelkova (MSUM), en Liubliana, van a repensar la categoría de lo contemporáneo.
Bishop confronta dos modelos de contemporaneidad. El primero concierne al presentismo, o el gesto de tomar la actualidad como horizonte y destino de nuestro pensamiento. Uso dominante del término en el arte hoy, que implica –según la autora- la incapacidad para comprender el momento en su totalidad global. El segundo modelo, objeto de su desarrollo, es el de la contemporaneidad entendida como un método diálectico, como un proyecto politizado.
La contemporaneidad dialéctica ya no designará un tipo de estilo o períodización de las obras sino una modalidad para su abordaje. Esta categoría le permitirá repensar el museo, la clase de arte que consagra y de espectaduría que produce. Si el intento por periodizar el arte contemporáneo le resulta disfuncional por revelarse incapaz de alojar la diversidad global, la contemporaneidad dialéctica permitirá navegar por múltiples temporalidades dentro de un horizonte más político.Su objetivo final es trastocar el actual pluralismo relativista, en el cual todos los estilos y creencias son considerados igualmente válidos.
Planteará las lecturas que sobre lo contemporáneo han postulado críticos como Boris Groys, Peter Osborne, o Terry Smith y discutirá con Giorgio Agamben. Para ella el arte contemporáneo sigue generando interés, a pesar de su dependencia del mercado, porque son los artistas quienes pueden ayudar a vislumbrar los contornos de un proyecto para repensar el mundo.
Bishop atribuye a los museos poseedores de una colección histórica la capacidad de volverse un laboratorio de experimentación insoslayable para una contemporaneidad no presentista, multitemporal. La colección permanente puede ser el arma más potente del museo para romper la estasis del presente. Porque requiere pensar en pasado y futuro.
Por eso recupera estos tres museos: en el modo de exponer sus colecciones han replanteado el arte contemporáneo en términos de una relación específica con la historia: culpa colonial y la era de Franco (Madrid); islamofobia y el fracaso de la democracia social (Eindhoven); las Guerras balcánicas y el fin del socialismo (Liubliana). Los tres se han apartado del modelo presentista del museo de arte contemporáneo, en el que los intereses del mercado inciden en lo que se exhibe, y han creado remapeos multitemporales de la historia y de la producción artística, por fuera de los marcos nacionales y disciplinares.
Los tres se destacan por ser contrahegemónicos.Trabajan para conectar la práctica artística actual con un campo más vasto de experiencia visual. Promueven un espectador no ya concentrado en la contemplación aurática de las obras individuales sino uno confrontado con argumentos y posiciones. Desfechitizan objetos al yuxtaponer obras de arte con materiales documentales, copias y reconstrucciones. Este abordaje de la historia situado en el presente produce una comprensión del hoy con perspectivas en el futuro.
Lo contemporáneo es menos una cuestión de periodización que un método o práctica aplicable a todos los períodos históricos. La contemporaneidad dialéctica es una acción anacrónica que busca reiniciar el futuro por medio de la aparición de un pasado relevante.Y es en este sentido que los museos contemporáneos pueden volverse anticipatorios.
El texto se completa con las ilustraciones de Dan Perjovschi.