El derrotero de un espectáculo, entre 2019 y 2022. “Años de la pandemia”
Pieza para maniquíes y un actor de reparto (Documental sobre el silencio) de Gabriel Penner, con mi dirección.
Ana Alvarado
Con quienes actúan en la escena, Pablo Maidana, Guillermo Tassara y Luciano Mansur, venimos trabajando desde hace bastante tiempo en ese universo misterioso del teatro que incluye a los objetos como parte central de su poética.
El camino recorrido con este espectáculo es un “manual para resistir en tiempos pandémicos” Lo comenzamos a ensayar como espectáculo presencial a fines del 2019, lo seguimos ensayando en plataformas virtuales en el 2020, lo filmamos, apenas se pudo entrar a una sala, en diciembre del 2020 y lo estrenamos vía streaming en el 2021, gracias al Teatro Payró. En febrero del 2022 ensayamos la versión presencial e hicimos temporada en la Sala Inda Ledesma del nuevo Espacio Experimental Leónidas Barletta, ubicado en la histórica dirección Diagonal Roque Sáenz Peña 943.
Recuerdo nuestros ensayos durante la pandemia con mucha ternura. Cada actor armaba en su habitación su espacio, una cámara negra con lo que podía y sumaba algunas luces. Ninguno se dio por vencido nunca, componíamos en la plataforma virtual las ventanas de cada uno para que yo los viera en la dirección que necesitaba para la escena. Ordenábamos la entrada y salida de cada actor según la dramaturgia espacio-temporal que nos proponía la plataforma. Cecilia Candia componía su música y luego “hacíamos como que” la escuchábamos para que los actores pudieran generar los pies de acción que necesitaban. La escenógrafa Gabriela Gerdelics creaba y compraba vestuario y utilería y les enviaba el material a los actores como podía para que empezaran a probarlo. Iba y venía el delivery. Ensayamos todas las semanas desde junio y hasta diciembre del 2020. Estuvimos absolutamente a cuerpo presente en nuestros ensayos virtuales, con gran entrega.
Con lo que habíamos logrado producir en los ensayos en plataforma virtual nos juntamos un día de diciembre del 2020 en el teatro Plaza de San Martín, que amorosamente nos dejó usar las instalaciones con todos los protocolos vigentes, que eran muchos. Pasamos una jornada larga filmando, juntando las partes por primera vez, yo mirando a través de un monitor, todos a distancia reglamentaria y sólo los actores sin barbijo. Hubo alegría, tensión y angustia por partes iguales. No teníamos más que ese día para grabar.
La edición del material nos llevó todo el verano. Sebastián Ostapow se hizo cargo, consultando conmigo, y creó una lectura muy interesante con lo que teníamos y lo que percibió como valioso para la transmisión por streaming. Decidimos que en el material se transmitiera todo lo vivido anteriormente, la presencia/ausencia de una sala teatral, el encuadre en formato ventana, las escenas individuales que denunciaban haber sido ensayadas sin entrar en contacto presencial con otrxs, la demanda de presencia al público que nos estaba mirando a través de su pantalla y el uso intensivo de los primerísimos primeros planos. Los silencios ya denunciados en el texto de Penner, la despalabra, se potenciaron. La pregunta al espectador invisible se agudizó.
“Supongamos que el DESIERTO es así, este despojo, esta austeridad, este espacio sin ustedes y sin mí. El desierto es AUSENCIA constante, insoportable…como el teatro” dice el texto de Penner y la mirada de Guillermo Tassara hacia la cámara mostraba la soledad del actor en toda crudeza.
En el mes de abril de 2021 estrenamos el streaming a través de la plataforma del teatro Payró e hicimos 12 funciones en ese formato. El día del estreno todxs nos sentamos a la vez en nuestras casas para verlo, cumpliendo la ceremonia del encuentro. Cada sábado les pedíamos a nuestrxs invitadxs que cuando terminaran de ver la función nos llamaran y nos contaran lo que les había pasado para poder sentir la sensación de estar conectadxs con el público. Fue todo muy interesante, tanto a nivel de respuesta de lxs espectadorxs, como la reflexión de la crítica. Aprendimos mucho.
Pero… queríamos estrenar en modalidad presencial, no sabíamos cómo ni cuando y a fines del 2021 llegó la invitación a estrenar en febrero del 2022,en el Espacio Experimental Leónidas Barletta, y para mí, el honor de trabajar en la sala Inda Ledesma. El día que me propusieron hacer estas funciones presenciales, yo venía de dar una conferencia en la que enumeré a algunas de las muy talentosas directoras del teatro nacional, entre las que estab Inda, por supuesto. Muchas de ellas recordadas más como actrices que como directoras, pero que tuvieron una obra notable también en ese rubro. Este homenaje, al ponerle su nombre a la sala, es un paso más en el reconocimiento a las mujeres que crearon espectáculos bellos y profundos, ocupando un lugar directivo que era considerado sólo acorde para hombres.
Nuestro espectáculo habla del teatro, de la cultura, de para qué sirve ser artista, de las “apariciones” que de tanto en tanto sorprenden y divierten en lo que llamamos teatro, de la teatralidad, del género y su presentación en la escena, de la incomodidad y soledad del artista, del silencio y la despalabra, todo eso ya está presente en las palabras del autor.
Ahora teníamos que volver al escenario teatral, largar hacia adelante el cuerpo de los actores, que llevaban dos años sin pisarlo verdaderamente, había que recuperar esa corporalidad perdida, proyectar hacia la platea, recuperar la sensualidad y saboreárselo todo.
Propusimos un nuevo diálogo con esta pieza que ya de por sí, es un material de corta duración y mucha intensidad. Ocupamos el espacio con cuerpos que juegan con la alternancia de un género al otro, que violentan y seducen, que matan al teatro y lo vuelven a resucitar, que provocan con sus objetos y títeres resonancias cómicas y siniestras de viejos circos trashumantes, que desafían a las palabras disociándolas de sus movimientos. Transitamos desde el silencio y la inmovilidad hasta la interacción lúdica, sensual y feroz con los objetos.Pudimos contar para entrenar y diseñar lo que queremos decir con el movimiento, con la guía de la talentosa bailarina y coreógrafa, Soledad Pérez Tranmar.
Le mostramos al público todo lo que hay para usar en un escenario, se exprimió todo: foro, proscenio, patas, varas, telones, trastos. Entradas y salidas constantes de objetos, cuerpos y vestuarios superpuestos se alternaronn con apagones violentos y sutilezas lumínicas. Todo el dispositivo escénico se puso a jugar, fue una fiesta.
Era teatro y lo extrañábamos tanto que ahora no se nos iba a escapar, lo manipulamos completamente. Fuimos conscientes de que a fuerza de estrenos y profesionalismo habíamos perdido un poco el apetito antes del 2020 y ahora queríamos recuperarlo
Pensar qué es el teatro hoy, salirse de los lugares demasiado visitados, arriesgar con una propuesta construida en fragmentos en un juego escénico constante, romper con la estructura narrativa para dejar lugar a otras resonancias. El espectáculo, tal como está hoy, está repleto de referencias a lo que vivimos actualmente y también de lo que tenemos que repensar sobre lo que hacemos.
El 11 de marzo del 2022 a las 21hs reestrenamos en formato presencial, Pieza para maniquíes y un actor de reparto, acompañadxs por un diseño lumínico pensado para este espectáculo teatral, de la mano de Malena Miramontes Boim y, con el primer movimiento de la luz, se inició la ceremonia largo tiempo esperada.