Nuevas estrategias para imaginar escenarios: redes genuinas y poéticas híbridas, para la supervivencia de las artes escénicas.
Tatiana Sandoval
“Como en cualquier escenario postraumático, lo primero y lo más importante fue reconstruir y crear redes genuinas, para sostenernos, y para crear.”
La pandemia nos dejó huellas que aún hoy estamos procesando. La humanidad que conocíamos quedó en pausa, como suspendida de sí, y hundida en una nueva incertidumbre.
En ese contexto la crisis económica del sector cultural fue inmensa y el estado buscó acompañar, pero fue imprescindible que existieran gremios y redes asociativas jóvenes que supieron fortalecerse a través de una dinámica federal y del uso de la virtualidad. Personalmente durante la pandemia elegí trabajar activamente, juntx a colegas y compañerxs en La colectiva de Autoras GETI y APDEA (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina), que junto a otrxs colectivxs como Artistas solidarios, APPEAE, ADEA y Actores y Artistas Organizados, entre otrxs fueron actores fundamentales para la supervivencia en ese contexto.
Mi posición fue participar y promover el trabajo colectivo, en asociaciones de colegas con quienes llevamos adelante acciones conjuntas, y desde grupalidades de artistas con quienes nos asociamos para crear. Fue una etapa de mucha productividad, y de grandes cambios, en particular respecto la dinámica de vinculación a través de la virtualidad, el entorno de trabajo, que se vio amplificado y expandido. Y aparecieron nuevos tipos de producciones artísticas. Han sido tiempos vertiginosos en los que el desafío ha sido reconfigurarnos. Todavía procesamos que, desde la declaración de la pandemia, en cuestión de horas todo cambió radicalmente por un lapso de casi dos años, y aún seguimos intentando reconocer este presente al que se le dio el nombre de “nueva” normalidad. Especialmente para la mayoría de las personas que viven en las grandes urbes, se vio afectado el mapa de sus relaciones cotidianas y de su entorno.
Redes genuinas
Para este escrito elijo compartir el trabajo realizado junto a dos colectivos de mujeres artistas: Las Antologías de la Comisión Editorial de la Colectiva de Autoras, y El murmullo de las casas. “la primera obra de la Compañía cuerpoequipaje que realizamos en contexto de pandemia.
Con el objetivo de leernos, comprendernos y pensarnos, desde nuestras subjetividades habíamos conformado un Club de lectura al que dimos el nombre de Encuentros Extraordinarios. El proyecto, que iba a ser presencial, pero por obvias razones devino en encuentros virtuales. Y fue en este espacio de intercambio que apareció el debate acerca de la falta de publicaciones de autoras- Luego de ampliar el debate en una Asamblea, reafirmamos la importancia de promover todxs aquellxs espacios que nos dieran mayor presencia en un contexto donde aún somos minoría y conformamos la Comisión Editorial de la Colectiva, con el que creamos un proyecto editorial junto al CELCIT, que en el lapso de estos dos años ha publicado tres Antologías de Autoras Argentinas de la Colectiva. Como el grupo es intergeneracional, hubo compañeras que tuvieron que aprender a utilizar drive, zoom, meet, etc y a trabajar en línea. Fue hermoso ver este impacto positivo de la red entre nosotras. Este inmenso trabajo asociativo y federal, no hubiese sido posible, sin esa pausa pandémica, que, de alguna manera, fortaleció aquellxs intereses que compartimos desde la conformación y la creación del manifiesto de la Colectiva. Hoy vamos camino a terminar la cuarta y narrado así, parece que fue sencillo, pero ha sido un proceso inmenso con la colaboración de muchas compañeras para finalmente hoy contar con casi cincuenta textos editados de autoras.
Link a las antologías: https://www.celcit.org.ar/publicaciones/teatro-teoria-y-practica/
En esta experiencia, de carácter resiliente, generamos vínculos, espacios de reflexión y creaciones, es decir redes de sostén reales, y creemos en la importancia de ponerlas en valor, por sobre aquellas que son aplicaciones y/o aparentemente, plataformas de exhibición, a las que entregamos nuestra información laboral y personal sin saber para quién, ni para qué, ni hasta cuándo, y que hoy, inevitablemente igual debemos utilizar para la divulgación de nuestro trabajo, pero donde somos algoritmos y parte de un entramado complejo de uso de datos. Creo que son las redes, “a secas”, las reales, aquellas que nos sostienen como comunidad. Aquellas que nos dan identidad y sentido. Nos ha salvado asociarnos, reunirnos, buscar otrxs modos de compartir. Y este aspecto asociativo, tuvo una impronta federal, que fortaleció el entretejido interno de muchas otras redes que poco a poco se convirtió en un nuevo y singular proceso de vinculación internacional entre personas, en este caso artistas, creadoras e investigadoras, genuino y transversal, sin grandes producciones ni sellos internacionales de por medio. Este fenómeno, que persiste, es un entramado que ha transformado nuestras fronteras. ¿Será que esta red podrá fundar nuevos territorios?
Poéticas híbridas para la supervivencia
Durante la pandemia, como creadora me resultaba conmovedor pensar que toda la humanidad estuvo atravesada por la conciencia acerca de su propia fragilidad. Pienso entonces ¿enfermarse y sobrevivir para el teatro era quizás también necesario? Agradezco la invitación de Territorio Teatral, a repasar desde nuestros testimonios locales, esto que aún es necesario elaborar… Hay quienes lo llaman “el tiempo en blanco” como si este período hubiese sido solamente, una pausa. Para otrxs este período complejo fue una transformación que afectó nuestra visión del mundo y su modo de trabajo, donde ahora, lo presencial y lo virtual son parte de un nuevo horizonte, mixto. Casi como una nueva cosmovisión, en un territorio que puede verse como un agujero nuevo, o una página en blanco sobre la que escribir nuevas cartografías.
Se habló de la muerte del teatro, de los escenarios vacíos, pero también del nacimiento de nuevas poéticas escénicas concebidas en ese nuevo contexto: teatro virtual, creaciones a distancia, escenarios multimediales, performances e intervenciones con dispositivos móviles, teatro para cámara, etc. Escribí acerca de algunos proyectos de otrxs artístas en el artículo “Estrategias para imaginar escenarios.” Poniendo el foco en la función de la dirección en la organización de estos procesos híbridos de investigación y creación. A fin de del 2020, reflexionaba en ese artículo:
¿Cómo se vincula la dramaturgia escénica con el cuerpo, la cámara, los objetos, lxs artistas multimediales? Tomando como punto de partida producciones generadas en este contexto, y valorando el rol de dirección como carta de navegación de los procesos creativos se indagará en la singularidad de las propuestas, las dinámicas de trabajo con los elencos, los equipos creativos, el público/usuario/espectador, así como las diversas elecciones para las presentaciones: redes, espacio público, escenario y/o plataformas digitales.
Y ese mismo año, en una entrevista con Silvia Maldini, en la que conversábamos acerca de las creaciones artísticas, le respondía:
Me identifico con el concepto de artes vivas. El horizonte de que el trabajo artístico recupere movilidad y reglas previas no es viable. El mundo quedará modificado por esta pandemia. En ese sentido me parece un entrenamiento necesario y también un desafío elaborar posibles adaptaciones de proyectos previos, así como continuar en estado de creación, para quienes ese deseo y/o necesidad esté vigente.
Hoy sigo pensando de modo similar, tanto en la enseñanza de la dirección escénica, como desde la creación, siempre, y especialmente que como artistas latinamericanxs, en contextos de pocos recursos para la cultura, el desafío es cómo elaborar estrategias para imaginar escenarios.
Cambiaron los territorios y los modos de habitarlos. Las transformaciones afectaron nuestros mapas de relaciones. Pero hubo algo fundamental que no cambió, sino que en ese contexto tuvimos que reformular cómo llevarlo adelante: la creación escénica es con otrxs. Hay roles, si, pero la creación escénica es colectiva por concepto. Por eso, elijo compartir una parte de la investigación llevamos adelante. junto a la Compañia cuerpoequipaje y detenerme en nuestro primer trabajo en la pandemia, El murmullo de las casas.
Hackear las herramientas digitales. Imaginar escenarios
Las herramientas digitales no eran nuevas, sino que tuvimos el tiempo y la necesidad de utilizarlas, de otra manera, de hackearlas, no en un sentido literal de ingresar dentro de la programación para boicotear su uso, sino desde una operación específicamente artística y poética. Alterando el sentido del usuario como consumidor del producto/plataforma para subvertir ese espacio, y ocuparlo como creadoras. No es poco, cambiar el sujeto de la acción. Ingresar a la “reunión” para alterar el sentido de una herramienta, y darle un uso composición como parte de la estrategia creativa. Reformular su uso y su función, convertir un zoom, o un meet, en un escenario. Estos procedimientos artísticos que ahora podemos nombrar son el fruto de un tiempo extraordinario, en el que llevamos adelante diversas experiencias en esos soportes porque era la única manera de seguir creando. Hubo quienes se reunieron secretamente a ensayar y hubo quienes abiertamente descubrieron otras formas de utilizar los nuevos espacios que se creaban en la nube. En ambos casos la transgresión creativa era una estrategia de supervivencia.
Tecnopoéticas digitales
Al iniciar la obra El murmulllo de las casas, se escucha:
Dicen que el mundo ha caído dentro de una ficción: las pantallas son ventanas desde las que se oye el murmullo de las casas, la nube es una platea y lo íntimo, un espectáculo. Antes, en las urbes, las casas permanecían vacías durante muchas horas al día. Ahora, en las nuevas urbes, las casas están densamente habitadas: sus ocupantes repiten en ellas sus circuitos cotidianos. Hay quienes transforman esa repetición en ensayo y el futuro de sus casas en un escenario.
Mientras vemos en una casa en la que se proyectan en un video, otras casas, transformadas. Una mujer observa, la imagen que queda detenida, ella se acerca a la pared, intenta tocar la imagen, hacer contacto con la imagen detenida de la otra mujer. Lo vemos a través de una pantalla.
Elegir que interactuar a través de estas plataformas nos configuró en un nuevo escenario como creadoras. Alejandra Varela dijo en una nota de Página/12
““La repetición es un ensayo para el futuro “, suelta una voz como una narradora que se apropia de los pensamientos de las variadas intérpretes que actúan en simultáneo desde distintas ciudades del mundo. Esta época podría ser una suerte de preparación, de entrenamiento para ese mundo impensado que está por venir. “Las casas vecinas,” es un título que surge en la pantalla, pero también una realidad posible gracias a los rectángulos del zoom. El teatro por streaming se anima, en algunos casos como este, a crear otro espacio que juega con la simultaneidad. La obligación de diferenciarse del cine y de recuperar algo de la acción inmediata e irrepetible de las artes escénicas, lleva a la realización en vivo, pero sin alterar la factura técnica. Lxs espectadorxs saben que la acción está ocurriendo en tiempo real pero el mecanismo del zoom no se modifica. Este dato puede ser capitalizado como un recurso estético.”
El grupo CCE es una de mis anclas creativas, y se encuentra conformado por un equipo interdisciplinario de mujeres artistas de diversas generaciones, con quienes llevamos adelante desde hace ocho años una búsqueda de creación e investigación. No era ajeno para nosotras el trabajo sobre el territorio desconocido de “lo nuevo” y en nuestras producciones siempre fue importante la investigación y el uso creativo de la tecnología dentro de la escena. Pero nunca habíamos trabajado en estas plataformas, ni desde diferentes países. Y aunque nuestro teatro ha sido calificado de performático, nunca habíamos trabajado con un escenario tan real como el espacio íntimo de nuestras casas.
Cuando nos preguntan acerca de cómo es la porosidad entre creación e investigación, respondemos que:
el espíritu del proyecto es la voluntad de encontrarse siempre con otros para crear algo nuevo y un poco ir a la aventura en términos técnicos o artísticos, o sea que siempre haya un desafío al que nos vamos a embarcar es lo que hace que cada proyecto sea muy original y tenga muchas capas de información, en relación con cuestiones que no preexistían.” Luego buscamos completar una transferencia de ese trabajo con escritos, y registros que exponemos en Congresos, Seminarios y/o en nuestras propias clases en la universidad.
El murmullo de las casas se presentó como una propuesta performática enmarcada en un territorio de frontera, híbrido e interdisciplinario, que conjugaba el uso de tecnología multimedia para la escena, el movimiento (teatro-danza) y el teatro de objetos. Con esta performance en streaming (realizada íntegramente en el contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio) participan performers de Argentina, Chile e Italia.
Al iniciar sabíamos poco, sabíamos solamente que fuese lo que fuera, íbamos a crear. Y para eso ensayabamos. La memoria de otrxs artistas de esos que siguen tocando, aunque el barco se hunda nos inspiraba…. No nos importaba cuál iba a ser el formato final. Fueron varios meses, y era tal era nuestra incertidumbre inicial que grababamos los ensayos sistemáticamente, no solamente como parte de nuestra metodología de trabajo, sino que pensábamos que quizás deberíamos editar el material. Pero no, lo que inicialmente fue un puzzle, pudimos configurarlo en una obra, repetible cada función. En el proceso, de la dramaturgia escénica fui encontrando cómo utilizar las posibilidades del lenguaje visual que ofrecía la plataforma, pero también las posibilidades respecto de la palabra, en la proyección, en los nombres de las casas de cada performer, en los audios superpuestos y/o simultáneos.
En la variabilidad y uso de recursos, el proceso de trabajo fue ganando complejidad, descubriendo la posibilidad de jugar y multiplicar tiempos y espacios, de configurar entradas y salidas a través de apagar cámaras o reubicar pantallas, combinar escenarios exteriores con interiores, en fin componer bajo una lógica que no era totalmente audiovisual, ya que ensayabamos en vivo esas acciones en interacción con nuestros dispositivos móviles (cámaras, notebook, etc) y poco a poco, fuimos encontrando también el modo de incorporar lxs lenguajes más complejos como el video multimedia (proyectando dentro de una casa el material procesado), o el uso del sonido como un modo de guía para la acción y un diseño de arte donde combinar espacios, colores y vestuarios, utilizando una dinámica de dirección de cámara. Hasta nos comunicabamos por un handy digital que funcionaba por el móvil, y podíamos definir cuando cada performer entraba o salía “de escena”. El trabajo fue afinando, complejizando y el entramado era sofisticado, pero siempre con tres recursos básicos: conexión a dispositivos móviles, investigación colectiva y trabajo interdisciplinario.
Link libre de la obra completa: El murmullo de las casas. Cía. cuerpoequipaje. Dramaturgia y dirección Tatiana Sandoval.
Es importante nombrar, que además de la investigación vinculada a la indagación técnica, la conexión en el trabajo colectivo y el entramado afectivo en un contexto de crisis ofrecía como insumo la sutileza de la intimidad y el trabajo personal con cada perfomer, y que luego a través de la dramaturgia escénica se reordenaba para configurar la estructura poética del trabajo.
Aquí hay una estructura poética en la puesta y dramaturgia de Tatiana Sandoval. “Casas que sueñan “, avisa otro título. Tal vez, ante la presencia constante de sus habitantes, las casas se han humanizado. Lo poético está en el modo en que el texto se deja ir en frases.
La dramaturgia de Sandoval propone una teoría sobre la clasificación. “La casa de los cien libros y los tres idiomas “. Las casas se definen por su interioridad, por las características de sus dueñas, no por su arquitectura. El espacio de la casa es intervenido, aprovechado para el movimiento, elaborado desde lo visual. No hay una voluntad de disimular el entorno doméstico, aquí los rincones son aprovechados para establecer una relación con la imagen, concentrada en el detalle. La mirada sobre la casa es el producto de una introspección que borra el realismo.
Desde la perspectiva de la identidad del grupo, nuestros trabajos pudieron sostener un fuerte eje transversal en torno al lenguaje que investiga por fuera de los canones del realismo, aun trabajando con elementos reales para la creación coreográfica: casas, intimidades, rutinas, objetos cotidianos.
Por eso los lentes dan algo espectral a la figura de las performers. La noción de laberinto es posible a partir del uso de lo visual que propone llevar la historia hacia una hipótesis surrealista. Algo se desintegra. Los cuerpos parecen ir hacia una experiencia del desvanecimiento. Son figuras que pierden firmeza en ese territorio conocido y simulan flotar, acariciar el aire y el piso como seres que perdieron sustancia. La silla en el centro del cuadro y el entorno en movimiento, remite a una escena espiritista, la sugestión de las cosas, el modo en que la mirada atenta puede enloquecer a los objetos.
Uno de los ejes fundamentales fue la reconfiguración del mapa de relaciones, redes, y asociaciones que me permitieron indagar en nuevas herramientas para crear desde una perspectiva de innovación.
Algunas de las claves del proceso fue el cómo: cómo configurar redes afectivas, compartir objetivos y configurar creaciones complejas entre personas, trabajando a distancia y utilizando plataformas. Otra de las claves del proceso fue, con quiénes: ¿con quiénes establecer redes asociativas y creativas? Y finalmente para qué.
Las casas tienen memoria, una subjetividad sensible. Sus habitantes prefieren la ficción y no aferrarse al naturalismo extremo de los días. El estado de ánimo de las intérpretes contagia a los muebles, al tono de esas construcciones que son exploradas para el desplazamiento.
Nuestras casas eran ahora escenarios. Y nuestra repetición, un ensayo para el futuro, Y surgían nuevas preguntas ¿adónde existían esos escenarios? El futuro ¿era el desafío de crear con otrxs, generando vínculos afectivos a distancia? ¿Qué haríamos con nuestros cuerpos en este nuevo mundo?
Finalmente, el trabajo se estrenó en agosto del 2020 y se vió en un total de casi quince países, participamos de “Resquicio, Festival Internacional de Teatro Virtual, (Puerto Rico, Perú y Argentina) y luego en el Festival GETI 2021. Invitamos al estreno a profesores de la Escuela de Dança de la UFBA (Brasil) con quienes desde Artes Dramáticas UNA se había promovido un encuentro motorizado por la profesora Paula Etchevehere. La poética del trabajo de estos años fue convertir ese tiempo excepcional y subvertir el uso de las herramientas cotidianas, en una nueva oportunidad para la investigación y la creación artística.
Respecto del público, nuestra experiencia en ese primer trabajo fue transformadora. La plataforma, nos permitía trabajar en tiempo real entre artistas de diversas latitudes, en un escenario virtual y realizar transmisiones en vivo a través de otra plataforma, que era la platea, donde en tiempo real podía verse desde cualquier lugar del mundo. Fue algo emocionante y extraño. Literalmente estallamos las posibilidades de exploración en vivo de esa plataforma, donde estuvieron en funciones sincrónicas, familiares y amigxs, en conjunto con investigadores y artistas de diferentes puntos del mundo. Y eso amplificó nuestro horizonte de acción y creación, los siguientes meses y hasta la actualidad.
Dejo para otros escritos las reflexiones sobre algunos de los trabajos que luego de este, realizamos junto al grupo MUTA multimedia, con quienes compartimos otros proyectos artísticos en pandemia, colaboración que culminó con el proyecto “CON ESTE CUERPO EN ESTE MUNDO”, trabajo con la coproducción de la Escuela de Danza de la UFBA (Brasil) y con participantes de once países. Pero no sin antes compartir, que la mayoría de estas experiencias pudieron tener su transferencia de conocimiento en el marco de clases, dictadas de manera virtual tanto en Brasil, como en Argentina (en la Materia de Dirección lll cátedra Alvarado, del DAD UNA y de la cátedra de Proyecto Visual, del ATAM (Multimedia) donde junto al Prof. ideamos estas experiencias de intercambio. Sobre las clases de Dirección lll en particular escribí un artículo que se llama “Biodramas en las nubes y escenarios con huellas multimediales.” que se publicará en el marco del PICTO: Sistemas y Metodologías de la enseñanza universitaria en Dirección Escénica ll, llevado adelante en la UNA 2020-2022, donde además reflexiono acerca de las nuevas experiencias de intercambio en la etapa de presencialidad, de la que actualmente soy adscripta a cargo.
En este regreso a las aulas y escenarios, somos lxs mismxs, pero hemos cambiado. Estamos aún demasiado cerca de lo que nos ocurrió para ver cuánto nos hemos transformado. El valor del cuerpo, de la presencia, permanece intacto, pero se modificado su valor.
Cambiaron los territorios y los modos de habitarlos. Las transformaciones afectaron nuestros mapas de relaciones. En Artes Dramáticas, por ejemplo, los espacios de trabajo se vieron modificados, manteniendo la enseñanza a través de plataformas, lo que permitió sostener las cursadas desde diferentes regiones del país y del exterior. Hay colegas, compañerxs de trabajo y/o estudiantes con quienes manteníamos un cotidiano presencial, o en los pasillos, y a quienes aún no vemos presencialmente. Hay quienes buscan re-conocerse pues cursaron a través de un zoom. Estas huellas en nuestra identidad como comunidad aún están vigentes. Y también el desafío para pensar nuevas estrategias y espacios para el intercambio en presencialidad.
Por otro lado, aún estamos en un mundo donde entre el cambio climático y la crisis económica, la movilidad ha quedado como un lujo. Entonces, estas experiencias profundas, en las que a través de vínculos artísticos sostenidos hemos gestionado, creado e investigado, a través de las plataformas virtuales, nos permiten ampliar nuestro horizonte bajo estas nuevas perspectivas vinculares, un poco lejos del marketing, el mercado y las redes sociales, y un poco más cerca de nosotrxs mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Kozak, Claudia (Ed.). (2012). Tecnopoéticas argentinas. Archivo blando de arte y tecnología. Buenos Aires, Argentina. Caja negra editora.
Sandoval, Tatiana. Estrategias para imaginar escenarios, en Perspectivas sobre la dirección teatral: teoría, historia y pensamiento escénico Josué Elí Almanza... [et al.] ; compilación de Paula Ansaldo; Leticia Paz Sena. 1a ed. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades, 2021.
Varela, Alejandra. (2021) Las paredes hablan. Página/12.
Lezcano Carlos y Schejter Natalia (2021) La virtualidad como espacio escénico, Diario El litoral.