Maestría en Teatro y Artes Performáticas
Julia Elena Sagaseta (UNA)
Este posgrado comenzó a funcionar en 2013. Hacía mucho tiempo que la performance me interesaba, trabajé sobre ella en mi tesis de doctorado y cuando dejé el grado inmediatamente comencé a pensar en organizar una maestría en el tema. Como la performance es multidisciplinaria, como se puede acceder a ella desde tantos lugares, como la trabajan tanto las artes visuales, como también el teatro cuando se hace performático (y ahora fuertemente la danza) comencé por acercarme a los artistas más prestigiosos y conocedores de la materia: entrevisté a Juan Carlos Romero, un artista visual muy reconocido que sabía tanto del tema y tanto lo había recorrido y consulté con Emilio García Wehbi, para mí el más performático de los directores teatrales. Ambos me ayudaron mucho y hasta aceptaron dar los primeros seminarios lo que ocurrió con García Wehbi pero lamentablemente Romero ya no llegó.
Me conecté con posgrados parecidos de otros países, pensé en el plan de estudios y en los profesores que los dictarían. Fue una tarea apasionante y agotadora. Busqué los mejores y todos estuvieron de acuerdo en acompañarme. Las materias prácticas las dan performers reconocidos o artistas de gran valía (como Susana Tambutti), las teóricas especialistas en los temas con doctorados y cargos en el Conicet o curadores de gran prestigio (como Rodrigo Alonso y Fernando Davis).
Llegamos a los diez años con un crecimiento notable y una considerable cantidad de graduados de distintos lugares de nuestro país y de muchos países de Latinoamérica. Han venido de México, Puerto Rico, Honduras, Perú, Colombia, Chile, Paraguay, Uruguay. Ese intercambio ha sido muy fructífero. No es lo más importante el número sino la actividad que han desarrollado, cómo han hecho conocer la performance y la relación de saberes artísticos que han establecido. Han producido grupos nacidos en la Maestría, como Relato Situado que encontró un proyecto para presentar de manera virtual en la pandemia y obtuvo un gran éxito y mucho reconocimiento, incluso académico, de muchos países. Los graduados han escrito tesis de gran calidad. Como la gran mayoría de los estudiantes son ya performers cuando se inscriben porque quieren incrementar sus conocimientos y habilidades están muy predispuestos a las tareas que se les piden.
Dada la variedad de formas y matices que ha tomado (y sigue tomando) la performance a lo largo de su historia es sumamente difícil determinar con precisión qué la define. Ese carácter múltiple con que se presenta se debe a las enormes diferencias que producen los artistas que la ejecutan. Todas las posibilidades expresivas son válidas. No hay determinaciones a las que ajustarse. No hay límites. Frente al canon (de los géneros artísticos, del teatro), la performance resulta un arte de provocación. Es natural que convoque a artistas y teatristas que quieran experimentar en nuevos caminos expresivos.
El elemento que permanece en las distintas etapas de la evolución de performance es el cuestionamiento de los valores artísticos instituidos. Eso es lo que atrae a los estudiantes. La interrelación artística, lo transdisciplinario y la problemática del cuerpo son centrales en el quehacer performático que también ha incorporado las nuevas artes tecnológicas. En los talleres se experimenta con todo eso. Desde el primer cuatrimestre hacen performances y trabajan con la tecnología con dos docentes performers que se especializan en eso, Gabriel Sasiambarrena (a cargo del taller de arte performático I) y Alejandra Ceriani. En el taller de arte performático II intensifican el estudio de la relación cuerpo y performance con otra performer de prestigio, Nelda Ramos.
Pero están también los talleres de teatro performático a cargo de Fernando Rubio (primer año) y Beatriz Catani (segundo año) donde se plantean los cambios que se producen cuando la performance invade la teatralidad y la expande. En la escena contemporánea encontramos un teatro tradicional, de autor, de personajes, conflictos, historia, representativo, y un teatro en el que predomina la escena, lo presentativo, la actuación por sobre el personaje, la relación interartística y transdisciplinaria. Es decir, un teatro performático, en fuerte relación con otras artes con las que se entremezcla. El teatro performático ha crecido en la escena actual al punto que ha contaminado formas del teatro representativo y al mismo tiempo las artes performáticas han incrementado (o se han hecho concientes de) la teatralidad.
En las clases teóricas de formación general se estudia la performance analizando las distintas etapas y los principales performers desde sus inicios en los años 70 y también se examina la perspectiva que inició Richard Schechner. En la concepción de este artista e investigador la idea de performance se amplía notablemente: es un acontecimiento, pero también una forma de mirar la realidad. En su propuesta, todo puede ser observado como una actitud performática, convertirse en un objeto de estudio de performance. Permite detenerse en los hechos sociales, políticos, y analizarlos como performance aunque no partan de una búsqueda artística. En estas dos propuestas de acercarse al tema aparecen los dos enfoques, la performance art y la performance cultural.
En otras materias de la formación general se ve el desarrollo del arte contemporáneo desde distintas perspectivas: un enfoque sociológico, un tratamiento filosófico, la relación con el conceptualismo, el vínculo de las artes vivas con las nuevas tecnologías. Y en materias teórico-prácticas la relación entre performance y danza, en creciente desarrollo y el fuerte vínculo entre corporalidad y performatividad.
Desde el primer año de la Maestría se ha organizado una Jornada de Performance de la que participan los estudiantes que lo deseen presentando trabajos efectuados en el año o realizados especialmente para el evento. En varias oportunidades hemos invitado a figuras relevantes vinculadas al tema que han expuestos sus puntos de vista sobre esta forma artística y con las que hemos dialogado. Durante la pandemia hemos realizado las Jornadas de forma virtual dedicadas a la video performance. Varias veces las hemos realizado en el Museo de la Cárcova estableciendo una relación entre los trabajos de performance expuestos, el lugar y los calcos.
Durante estos diez años he organizado varios proyectos de investigación que han sido aprobados con docentes, graduados y alumnos de la Maestría. Hemos investigado las muchas formas que puede asumir la performance cultural, la relación con los hechos sociopolíticos y el género; las posibilidades de la performance expandida; el desarrollo de la performance en distintos lugares de nuestro país; nos hemos acercado a formas performáticas en Latinoamérica. Al finalizar cada proyecto hemos realizado una publicación con artículos de los participantes.
La Maestría, desde su título, plantea el tema del teatro y las artes performáticas lo que lleva, inevitablemente, a la performance y esto conduce a la primera e importante consideración: la performance no pertenece a ningún ámbito artístico en particular, puede hacerse desde cualquier registro. Por ese hecho los estudiantes que se postulan lo hacen con títulos de grado de distintas áreas artísticas.
Los graduados en la Maestría en Teatro y Artes Performáticas tienen una formación plural que les permitirá actuar como artistas y profesionales de disciplinas performáticas así como investigadores de las mismas. Se han formado para realizar una obra singular en la que incorporen y articulen las herramientas prácticas y la formación teórica adquiridas; para desplegar una perspectiva de análisis crítico apoyada en una profunda reflexión teórica que les permita ser capacitados como investigadores de las prácticas artísticas contemporáneas.