número 22 | marzo 2024
Reseñas
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Inclusiones, de Nicolás Bourriaud. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2020. 234 páginas.

Liliana B. López (UNA)

 

Cada una de las publicaciones de Nicolás Bourriaud ha causado un efecto considerable en el medio artístico. Desde Estética relacional, pasando por Radicante, Postproducción y La exforma, las redes conceptuales entretejidas con las producciones innovadoras nos han permitido otorgarles legibilidad y legitimidad a partir de la elaboración de conceptos clave para el análisis.  

Inclusiones, su última publicación, abre un campo de discusión que se enlaza con el período que estamos atravesando, el de la postpandemia, cruzándolo con la crisis ambiental y el capitalismo como sistema global dominante.

Bourriaud dialoga con teóricos —científicos, filósofos— que ya advertían sobre las catástrofes inminentes en las diversas esferas. Así, reactualiza con conceptos que describen la contemporaneidad, como Capitaloceno y Antropoceno para observar de qué manera el arte los incorpora, ya sea como tópico, técnicas, materiales y/o procedimientos.  

Agrupa singularidades construyendo series. Por ejemplo, las que observan la inclusión de procesos naturales en las obras en una suerte de cooperación interespecies. Los humanos, los animales, los vegetales y la materia inorgánica no sólo son parte de la obra de arte, sino que también son arte.  La concepción de que la actividad artística es privativa de la humanidad resulta desbordada en esta nueva mirada: el artista humano no difiere sino en sus esfuerzos por lograr lo que otras especies portan por sí mismas, tal como lo desarrolla en el capítulo “Retrato del artista como mariposa”.

Bourriaud reúne estas miradas construyendo una red de sentido que incluye la filosofía oriental, Lévi-Strauss, Roger Callois, Emanuele Coccia, Gilles Deleuze y Eduardo Kohn, entre otros. Una red inclusiva, que discute la separación radical de la humanidad, por un lado, de las otras especies y el hábitat común. Paradójicamente, cuando la humanidad tiene más poder en la gestión del planeta —un poder a todas luces destructivo— Bourriaud resalta una zona de la producción estética que rememora y celebra la pertenencia al espacio común, único e irremplazable.