número 23 | septiembre 2024
Críticas
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Los días afuera de Lola Arias o cómo ensayar para la vida                                         

Por Federico Aguilar (UNA)

 

TEXTO: Lola Arias

ACTÚAN: Yoseli Arias, Paulita Asturayme, Carla Canteros, Estefanía Hardcastle, Noelia Pérez, Ignacio Rodríguez e Inés Copertino (músico)

DRAMATURGISTA: Bibiana Mendes

COLABORACIÓN ARTÍSTICA: Alan Pauls

ESCENOGRAFÍA Y ESCENARIOS: Mariana Tirantte

COREOGRAFÍA Andrea: Servera

MÚSICA: Ulises Conti, Inés Copertino

ILUMINACIÓN: David Seldes

VIDEO: Martin Borini

VESTUARIO: Andy Piffer

ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Pablo Arias Garcia

DIRECTOR DE ESCENA: David Seldes

SONIDO: Ernesto Fara

PRODUCCIÓN: Luz Algranti, Sofia Medici

PRODUCCIÓN TÉCNICA: Ezequiel Paredes

ASISTENTE DE ESCENOGRAFÍA: Lara Stilstein

ASISTENTE DE DIRECCIÓN CTBA: Julián Castro, Florencia Galano

ASISTENTE DE PRODUCCIÓN: Juan Manuel Zuluaga Bolívar

ASISTENTE DE ESCENOGRAFÍA: Facundo David

CASTING: Tálata Rodríguez (GEMA films)

PRODUCCIÓN: Compañía Lola Arias
 

Seguramente Lola Arias ya no necesita presentación. Su reconocimiento nacional e internacional la ubica ya muy joven en una posición relevante del campo teatral. Su exitosa  trayectoria y los premios que fue cosechando, recientemente el prestigioso Premio Internacional Ibsen, dan muestra de ello. Su capacidad para llevar a cabo obras que no pasen desapercibidas es enorme. Ella se mete con problemas estéticos, pero también con cuestiones éticas. Las aborda con profundidad y no deja lugar para la comodidad. A lo largo de su carrera suma fieles seguidores y también algunxs detractores. Sin embargo no concede, y eso es un valor para una artista. Sus puestas en escena desbordan lo meramente artístico y promueven el debate en el plano de lo político, lo ético, lo estético, en definitiva de lo humano. LOS DÍAS AFUERA (LDA) no es la excepción.

En LDA, fiel a su recorrido, Lola Arias aborda el teatro documental. Las historias que se presentan son la de lxs propixs intérpretes que actúan de sí mismxs para contarlas. En esta ocasión la directora encara como tema la reclusión. A partir de diferentes  talleres dados en la cárcel de mujeres de Ezeiza, se le va presentando el material y las personas que participarán en LDA. En la puesta podemos ver un estilo que atraviesa sus producciones: la estructura episódica al modo brechtiano, la importancia de lo musical, el tipo de actuación,  los procedimientos audiovisuales, la forma del relato, etc. Pueden destacarse también algunas particularidades como el protagonismo del teatro musical como género. Por supuesto, el análisis de los elementos teatrales merece su importancia. Sin embargo, en esta ocasión nos interesa más señalar otra cuestión de relevancia y que  ha despertado desde ya polémica. El carácter performativo de la obra.

 

Cuerpos que se encarnan a sí mismos y se abren al público

LDA es un acontecimiento teatral. Como ya mencionamos en la obra lxs intérpretes, a través de diferentes procedimientos, actúan sus propias historias. Podemos observar cuerpos que producen signicidad desde lo real y no en tanto encarnación de personajes diferentes al de lxs actuantes. Esta manifestación de lo real no se reduce a lo descrito, sino que se expande hacia el público. Lxs intérpretes se dirigen directamente a la platea, relatan sus historias generando empatía y el público responde. Esto se acrecienta o merma según las funciones, en el estreno varias personas del público, que suponemos familiares y amigxs de lxs actuantes, se expresaban directamente con gritos de apoyo para que sean escuchados por lxs intérpretes. La obra se constituye por momentos en una verdadera fiesta, donde público y actuantes participan de la misma, socavando la cuarta pared. Esto es promovido tanto por el tenor de las historias como por el clima que genera los momentos de teatro musical.

 

Palabras y acciones que hacen cosas

Los relatos de lxs actuantes expresan una transformación. La obra habla sobre todo de los días “afuera” más que de los días “adentro”. El protagonismo es de la libertad por sobre la reclusión. LDA comienza en este sentido con cada unx de lxs actuantes contando al público los días que llevan afuera. Las historias cuentan momentos vividos en la cárcel y también previos a sus detenciones, pero hace el foco en el afuera, no solo por lo que se cuenta, sino también por el énfasis en el aquí y ahora de cada unx de ellxs. La obra es documental, pero con acento en el presente. Como es de esperar se relatan las dificultades al salir de la cárcel, pero sobre todo se pone en valor las transformaciones que se fueron produciendo en lxs actuantes, especialmente en relación a ser parte de la obra.

 

Cambio de status: del margen al centro

Hay una transformación que se tematiza en LDA, pero podemos suponer que va más allá de un tema, y que esa transformación se produce en cada función. El taller de teatro en la cárcel, el grupo de música llamado “Sin control”, los ensayos de la obra, las funciones en el teatro y las próximas giras parecen ser un continuum de un rito de pasaje. Recordemos a Turner, estos tipos de ritos transforman las identidades; el status de las personas en las diferentes sociedades. ¿Qué transformación se produce en LDA? Podemos pensar que hay una identidad rechazada, marginada, probablemente destinada a repetir una reclusión que se transforma en una identidad que es protagonista y que merece estar en escena, que expone con colores y no sin alegría el nuevo lugar al que accede. Cada unx de lxs actuantes señala en la obra esta cuestión. Solo basta recordar a Yoseli, detenida por tráfico de drogas cuando trataba de realizar su sueño de viajar a París pero que en próximas giras podrá conocer ese y otros lugares; o el caso de Paula que a partir de la obra, cada vez con menos miedo a que la detengan sin documentos, comenzó a solucionar sus problemas de migración.

 

Actuar fuera de la cárcel

Lxs actuantes de LDA aprendieron a actuar en teatro, pero también empezaron a actuar de otra manera en sus vidas, en sus vidas afuera. En la obra (y también en entrevistas y charlas) se da cuenta de esta transformación. Pero no solo porque después de pagar sus “penas” lograron la libertad, sino también porque se cruzaron con la posibilidad de hacer esta obra. Los guiones que escribirán sus acciones probablemente serán otrxs, más liberados del peso que tiene haber estado en la cárcel, acciones más en sintonía con el nombre de su banda Sin Control, o al menos con mucha más libertad de ejercerlxs elles, por sí mismxs. LDA es una obra de calidad, tal como nos tiene acostumbradxs Lola Arias, pero sobre todo es una obra que rompe muros, y nos obliga a pensar más allá de la escena teatral.