Diana Taylor. Performance.
Asunto Impreso Ediciones.
Buenos Aires, 2012, 176 páginas
Un libro pequeño en formato pero importante en su perfil. Un libro-performance, no sólo de o sobre performance. Un libro objeto como los que hace mucho que
no aparecían pero muy adecuado para el tratamiento del tema.
Diana Taylor es una de las más importantes investigadoras de la performance, en particular de la performance latinoamericana que ha difundido a través de
las publicaciones y los encuentros del Instituto Hemisférico de Performance y Política y de sus propios textos.
En este libro abre el ámbito de este arte a través de la fotografía, el diseño, la diagramación, los textos. Hay que leer y mirar con cuidado cada página
para entender y saber más sobre esto de la performance (o el performance según el país que use el término) que tanto se usa y se malentiende.
Taylor recorre las distintas instancias por las que la performance se desarrolla a través del arte, en sus más variadas formas y mira y manifiesta la
sociedad. Acciones políticas o testimoniales, teoría del género, filosofía feminista, artes visuales, teatro, danza. Todo puede ser (y lo es)
performáticamente. No hay definiciones drásticas ni análisis académicos duros porque serían contradictorios con la libertad que es una base performática.
Sí hay testimonios de algunos de los performers (o performeros) más destacados (o más conocidos): Guillermo Gómez Peña, Carmelita Tropicana, Richard Schechner, con quien Taylor está tan en contacto, los chilenos de Las Yeguas del Apocalipsis, la mexicana Jesusa Rodríguez, la
guatemalteca Regina Galindo.
En tanto los textos sobre performance que provienen de las artes visuales ignoran el teatro, Taylor dedica una parte a la teatralidad, a las relaciones y
conflictos que se suscitan con la performance, a la confluencia que ambas tienen en el cuerpo del artista.
También trabaja las que llama "performances extremas" y "performances masoquistas", incorporadas al vasto mundo performático pero no definiéndolo por
completo.
Y también le dedica un amplio lugar al espacio del espectador, activo e imprescindible.
"Romper la norma es la regla" destaca en un tipo grande de letra. Y eso abarca los cuerpos que van a lo post humano (Sterlac, el máximo exponente), así
como las relaciones con lo social y el poder en los/las que llama "artivistas".
Nada escapa a esta mirada conocedora, que ama lo que estudia y de lo que participa y lo abre a las muchas posibilidades del futuro.
Un libro imprescindible para quien quiere acercarse al tema y también para quien lo conoce y quiere recrearse con él.