El poder en escena. De la representación del poder al poder de la representación.
Georges Balandier. Barcelona, Paidós Studio, 1999. 187 pp.
Liliana B. López (IUNA)
El reconocido sociólogo
y antropólogo francés Georges Balandier se ocupa en este libro, nuevamente, del
poder. Su inclusión en una publicación teatral resulta justificada porque
aporta una mirada sobre el teatro desde otras disciplinas, abriendo el campo de
la reflexión sobre la función social y política de esta práctica artística
desde un lugar del pensamiento al borde de la tendencia hegemónica durante
varias décadas: reconocido anti-estructuralista, en Sentido y potencia, las
dinámicas sociales (1971) y Antropo-lógicas (1974), cuestionó
esa mirada sobre las sociedades complejas, ubicándose en la misma línea de
pensamiento de Alain Touraine, de Edgar Morin y de Jean Duvignaud. En esta
publicación, recupera el valor de lo simbólico en la compleja construcción del
poder, y el lugar de la teatralización de la esfera pública. Va y viene del
pasado al presente, observando el crecimiento de la “teatrocracia” en los
últimos años y denunciando la “trinidad” de la actualidad: la información, la
comunicación y la técnica, que suplantan a la trascendencia, lo sagrado y la
historia.
El gran escenario, anuncia
Balandier, es ahora el espacio mediático, ya que por él son susceptibles de
exhibirse las guerras, los golpes de estado y la vida cotidiana. Y uno de sus
rasgos es la dramatización, que ahora ocupa el lugar de la prensa, la
literatura o el teatro popular. De Shakespeare a la pantalla, de los griegos a
la web, de los bufones al gran angular, Balandier examina críticamente el
desplazamiento de los mecanismos originados por el teatro y su subsistencia en
el presente.
También denuncia sus
riesgos: la contaminación de la práctica política de un exceso de tratamientos
espectaculares, puede convertirnos en meros espectadores, y no agentes sociales
de los procesos políticos.
El poder en escenas resulta inquietante
tanto para el interesado en el teatro en su carácter de práctica artística
porque devela mecanismos que exceden la misma, hurgando en sus principios
rituales y en la función social de sus mecanismos comunicacionales, como para
quien aborde la problemática del poder desde otras disciplinas.