Los rotos
Ana Seoane (UNA/UBA)
Autor y dirección: Alberto Ajaka.
Asistencia de dirección: Hernán Ghioni.
Elenco: Fernando Contigiani García, Luciana Mastromauro, Georgina Hirsch, Leonel Elizondo, Sol Fernández López, Luciano Kaczer, Camila Peralta, Gabriela Saidón, Karina Frau, Andrés Rossi y Darío Levy.
Escenografía: Rodrigo González Garillo.
Música: José Ajaka y Alberto Ajaka.
Vestuario: Betiana Temkin.
Iluminación: Adrián Grimozzi.
El Cultural San Martín.
El nombre de Alberto Ajaka es uno de los más interesantes cuando se hace referencia al teatro alternativo porteño. Desde el 2003 entrecruza su responsabilidad de dramaturgo, director e intérprete. Con esta triangulación de compromiso presentó Michigan ese mismo año. Como artista recibió el sello de Ricardo Bartís con quien trabajó en el elenco de De mal en peor. Es el Sportivo Teatral su primera casa creativa donde también estrenó su segundo espectáculo Otelo, campeón mundial de la derrota sobre el texto de William Shakespeare (2006). Pero dos años después consigue su propio espacio en el barrio de Villa Crespo al que bautiza como “Escalada”, naciendo su grupo “Colectivo Escalada”. La primera propuesta con ellos fue Cada una de las cosas iguales (2010) donde se aleja de la actuación para focalizarse en dos trabajos: escribir y dirigir. Luego seguirían: ¡Llegó la música! (2012), con El director, la obra, los actores y el amor vuelve a ser intérprete junto a su elenco (2013) y son invitados para estrenar en el teatro Sarmiento El hambre de los artistas (2015).
Cada una de estas propuestas de su Colectivo Escalada - ahora ya sin espacio físico propio- demuestra una gran coherencia estética e ideológica. Tienen muy en claro lo que quieren cuestionar y la manera en que lo harán. Por eso el mismo Ajaka cuando se le pidió más información sobre esta última creación escribió: “Una cuestión: el espacio nació como una prerrogativa del lenguaje escénico a probar. La obra debía dar cuenta de un día en la vida de Los Rotos. Un pasaje sobre el paisaje, así se organizó el relato. Las situaciones y los diálogos quedaron condicionados por la medida del tiempo escénico que posibilitara la ilusión de lo que el sol tarda en salir dos veces en ese recorte. Con la premisa de no utilizar apagones, y de ese modo evitar la edición: el tiempo eclipsado, los agujeros negros que en un relato aristotélico, de existir, son dramáticos al punto que el esfuerzo que hacen por correr el reloj de la historia, resultan en atrasos del tiempo real escénico, por lo general pecando de verborragia informativa que, salvo se trate de que esté escrita con genio y mesura, tardan en explicar lo que no vimos a la vez que sugieren cosas que nunca veremos. De ahí la Punta Esquina. Ir en contra del clásico ´hay que instalar la escena´o ´que los personajes logren instalarse en el espacio" y similares.”
Este fragmento en la vida de estos seres marginados lo muestra sin idealizaciones pero con sueños y fantasías. En cada uno de los signos escénicos no lingüísticos como la escenografía de Rodrigo González Garillo, el vestuario de Betiana Temkin o la iluminación de Adrián Grimozzi eligieron el minimalismo como planteo estético. Se sumó la música que lleva la firma de José Ajaka y Alberto Ajaka.
Otro punto fuerte en este “Colectivo Escalada” son las actuaciones. Cada uno de sus integrantes es de un profesionalismo notable y en varios casos asume el desafío de componer más de un personaje. Esto sucede con Leonel Elizondo, Sol Fernández López, Darío Levy, Camila Peralta y Andrés Rossi. Sería injusto no subrayar también los excelentes trabajos de Fernando Contigiani García, Luciana Mastromauro, Georgina Hirsch, Leonel Elizondo, Luciano Kaczer, Gabriela Saidón y Karina Frau. Los cambios los hacen muy rápidamente e implican una modificación de energía, ya que pasan a ser de otro sexo, con una precisión notable.
Los rotos fue un espectáculo que confirmó la solidez creativa del “Colectivo Escalada” donde nuevamente encontraron el mundo que querían mostrar y la manera personal de hacerlo. Forma y fondo, estructura e ideología dialogando entre sí para llegar a los espectadores y obligarlos a reflexionar. No es poco en estos tiempos difíciles.