Larios, Shaday. Los objetos vivos. Escenarios de la materia indócil. México, Paso de Gato, 2018, 385 pág.
Liliana B. López (UNA)
Desde la imagen de la portada y el título, el libro de Shaday Larios nos convoca a develar un enigma: como en una botica, una antigua estantería exhibe en cada compartimiento una serie de objetos heterogéneos y de difícil identificación. El título nos plantea un aparente oxímoron y el subtítulo lo especifica y reafirma. El estatuto de los objetos es el gran tema que Larios desarrolla en varias líneas investigativas de lo que podemos denominar una metafísica de la materia. Una de esas líneas es la genealogía, que inicia en los comienzos del siglo XX con el surgimiento de las vanguardias "históricas" y la proliferación de los objetos de consumo u ornamentales en los escaparates de la tiendas ubicadas en la grandes ciudades. Desde las observaciones de Walter Benjamin acerca de las vidrieras de la gran ciudad a la inquietante presencia de objetos en las telas de Giorgio De Chirico, así como en las reflexiones de sus escritos, Larios recompone un camino sobre la novedosa consideración de los objetos y el modo de percibirlos.
Digo novedosa porque se aparta de las sistematizaciones más transitadas hasta ahora, como las de Jean Baudrillard, de corte semiótico, entre otros. En esa meticulosa reconstrucción genealógica sobre De Chirico, distingue varios estadios de la metafísica en los que aparecen de manera recurrente Shopenhauer, Nietzsche y Heidegger. De allí extrae una serie de conceptos clave, que denomina principios: 1) la cosa, 2) el enigma y 3) el presagio. A partir de ellos pasa a la consideración de su resonancia en los procedimientos escénicos, en dos sentidos: para analizar la obra de un artista -terminada o en el proceso de trabajo- y como herramienta analítica teórico-práctica para diseñar, desprender y probar ejercicios particulares en el espacio escénico o para otras experiencias performativas, lo que parte de revelaciones frente a objetos cotidianos mediante una serie de pasos que constituyen un camino, un método. Se inicia con la descontextualización y la espectralidad, produciendo una tensión con el segundo paso, el ensamblaje del objeto cotidiano en una cadena con otros elementos. Ese desvío del uso funcional colabora con la producción de tropos: en suma, una actividad genuinamento poética.
El siglo XX, marcado por las guerras mundiales, conserva las cicatrices de la historia que muchos artistas han integrado a su obra. Uno de ellos, T. Kantor, resulta objeto de esta investigación en la que se aportan materiales poco conocidos y que resignifian algunas de sus obras más difundidas. En el escenario de la posguerra, Kantor cambió el estatuto de los restos, de los objetos deteriorados y los transmutó en materia artística, en un "umbral entre la basura y la eternidad", como afirma la autora. La arquitectura pobre y los objetos desvencijados serán resignificados bajo esta mirada: la rueda, el armario, la bolsa, el carrito, además de los objetos inventados, como la máquina de enterrar.
La última parte se centra en la práctica artística contemporánea con objetos, en especial los documentales, ofreciendo un vasto panorama de grupos y artistas individuales que transitan esta disciplina. Entre ellos, algunos destacados artistas locales como Ana Alvarado, Emilio García Wehbi y Javier Swedzky o la misma Larios, con su grupo "Oligor y Microscopía". Este recorrido por una práctica artística relativamente nueva y en constante transformación resulta de gran interés para artistas e investigadores. Se completa con una extensa bibliografía y fotografías que documentan las actividades. El mayor mérito de la publicación, a nuestro entender, consiste en haber ordenado experiencias y procesos (los "escenarios de la materia indócil") que en la práctica se dan de manera paralela o discontinua. Shaday Larios posee una gran capacidad del orden de la escritura de presentificar imágenes de los objetos que nombra, recurriendo a la productividad del lenguaje de dar cuenta de todo tipo de experiencia existente o imaginaria. Texturas, colores, estados, olores, se transmiten con fluidez y potencia poética.