número 25 I noviembre 2025
Reseñas
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Teatro: Tres textos políticos. Esa extraña forma de pasión, La fundación, Un domingo en familia. Susana Torres Molina, Buenos Aires, Losada, 2024, 184 páginas, ISBN 978-950-03.662-4

Julia Elena Sagaseta (UNA)

 

Este libro es interesante por muchos motivos. Por la autora, por la calidad de la escritura que la caracteriza, por los juegos y búsquedas de la estructura dramática que encontramos en las obras, por el tema que ha elegido para los tres textos: los acontecimientos en la dictadura de los años 70.

Susana Torres Molina ha vivido esa época y hasta tuvo que exiliarse con su compañero de entonces y padre de su hijo menor, Tato Pavlovsky. Sin embargo no le resulta suficiente esa experiencia y se prepara con lecturas y entrevistas para cada obra que toma, en cada caso, un aspecto de la época y lo presenta sin evitar el impacto que ese recorrido produce en el espectador.

La dramaturga que también es directora (lo hace con muchas de sus obras) es una de las autoras más notables de nuestro teatro. Siempre hay renovación en lo que produce y un enorme cuidado en la escritura. Nunca se queda en formas muy conocidas ni en un realismo muy transitado. Si elige en estas obras bucear por el teatro político no privilegia el tema como ha ocurrido muchas veces en nuestro teatro.  Y aunque en estos casos ha investigado bien lo que va a escribir da mucha importancia a las formas elegidas y sobre todo a que estos textos van a ser parte de una puesta por lo tanto destaca los lenguajes de la misma, en particular a la actuación.

La primera obra que presenta este libro, Esa extraña forma de pasión, estrenada en 2010 con su dirección, está constituída por 3 pequeñas piezas (la autora las llama situaciones) que presentan momentos de hechos que ocurrieron en la dictadura. Es teatro político y ella elige detenerse en la peor época del siglo XX presentando a los torturadores de los centros de detención y a sus víctimas. La primera es Situación Sunset  y refiere uno de los hechos que ocurrían en la Esma u otros centros de detención. Los que estaban a cargo solían fijarse en una detenida de la que se apropiaban y la obligaban a llevar una doble vida: prisión y tortura y al mismo tiempo declararle su amor, decirle que es su mujer, llevarla a cenar a lugares de lujo, a visitar a sus padres, prometerle viajes, competir con otro compañero que también quería a la misma mujer, a la que le hacía también promesas junto a veladas amenazas a su familia si no le respondía.

Los espectadores presenciaban un hecho de una crueldad inusitada.

La segunda situación, Los Tilos, presenta a una pareja de militantes que, como parte de un operativo que no sabemos en ´que consiste, están en un hotel alojamiento. Temen que los hayan seguido, que alguien los esté buscando. El parece muy seguro, ella al contrario, es critica sobre todo con las directivas de la organización. Podríamos pensar que es en la contraofensiva (cuando en Montoneros se hace regresar a los que se exiliaron) por lo que ella cuestiona. Eso hace que estén discutiendo todo el tiempo pero en la parte final que es de una gran ternura, los dos muestran sus miedos terribles, se acompañan, se abrazan.

En la tercera situación, Loyola, cambia la época. Sale de los años de la represión pero es una actualidad que vuelve a ellos. Un joven cuyo padre fue secuestrado y desaparecido entrevista a una escritora que estuvo secuestrada en esa época y logró salir y exiliarse. Él produce el encuentro aparentemente para hablar de la obra literaria de la mujer pero en realidad quiere saber si ella estuvo en el mismo lugar de su padre a quien él no conoció y si supo algo de él. Está la disputa que hubo con los que se salvaron y se exiliaron, dudando de la integridad de los mismos. La entrevista se hace una discusión que no cesa.

La obra Esa extraña forma de pasión termina con los protagonistas de las tres situaciones intercambiando lugares y actitudes, todos víctimas  de una época muy dura.           

La segunda obra es La Fundación estrenada en 2016 y reestrenada en 2017 con dirección de la dramaturga que entonces recibió muchos premios. Allí la autora toma otro aspecto de la dictadura: la inclusión en la misma de cierta parte de la Iglesia. La pieza trata el problema de los niños nacidos con sus madres en cautiverio. Una institución, llamada La Fundación, se ocupa de que esos niños sean entregados a familias de su misma ideología. Se apropian de ellos y deciden su futuro. La mayoría de las madres son asesinadas (en general tiradas al rio) después del parto. Una pareja que no puede tener hijos y en la que el marido es parte de una familia militar concurre allí. Todo el interrogatorio se hace con datos que Torres Molina toma de la realidad de la época y resulta cada vez más opresiva la obra. La posible madre pregunta continuamente y empiezan a sospechar de ella. Pero ella también sospecha, tiene dudas del lugar. El final es muy impactante porque la joven también entra en la lista de los que van a ser atacados.

La última pieza del volumen es Un domingo en familia estrenada en 2019 en el teatro Cervantes. Fue una obra muy exitosa y recibió numerosos premios. Allí se recorre el mundo de los grupos guerrilleros, parcularmente Montoneros y un hecho muy significativo en la organización, el apresamiento y desaparición de uno de los jefes más importantes, Roberto Quieto.

Al contrario de La Fundación que está estructurada intencionalmente con los principios aristotélicos del realismo para destacar las palabras de los personajes, aquí hay un trabajo minucioso con el lenguaje y el plan de la obra. Es una pieza coral con cuatro intérpretes pero que muestran distintas figuras. La obra se escribió pensando en la puesta. Por ejemplo escribe la autora “La duplicidad que presentan los personajes se representará con mínimos elementos externos pero sí con evidentes cambios en el comportamiento físico y la voz”. Así Hombre 1 y Hombre 2 (militantes) pueden ser también Perón o Firmenich.

Las palabras que dicen son, en la mayoría de los casos, textos tomados de documentos, palabras que dijeron las figuras históricas.

La dramaturga hace una disección de la época, de los vaivenes históricos, los enfrentamientos y se detiene en particular en un personaje, El, que es Quieto, con sus diferencias con el resto de la conducción, su mirada política, su deseo de otra forma de accionar, su caída. La autora toma una posición frente a las acusaciones de Montoneros de que es un traidor y reivindica la figura de este dirigente.

Es una obra muy interesante y merecedora de los premios que tuvo.

El libro ratifica el lugar que Torres Molina tiene en nuestra literatura dramática y merece esta edición para que las jóvenes generaciones se acerquen a su escritura y también para que tengan conocimiento de la forma inteligente en que la gente de teatro puede tratar nuestra historia.