El presente artículo trata sobre mujeres performers feministas latinoamericanas que produjeron y producen acontecimientos que hablan sobre el
machismo, la violencia de género y las reglas sociales a las que son sometidas las mujeres en una sociedad patriarcal.
Es un intento de este trabajo encontrar analogías y diferencias entre algunas artistas desde su condición de mujer y sus circunstancias de vida, y de cómo
influyó esto en los procedimientos y las técnicas para acercarse al arte performático a través de sus obras que desarrollamos más adelante.
La escultora, pintora y videoasta cubana Ana Mendieta y la artista visual y poeta guatemalteca Regina José Galindo son performers latinoamericanas
que ponen el cuerpo para manifestarse a favor de los derechos de la mujer y luchar por la igualdad con el hombre. Y de cómo las mismas son tratadas en una
sociedad preeminentemente patriarcal, además nos señalan con sus performances en un "aquí y ahora" cómo las reglas sociales impregnan de violencia el
devenir mujer en términos de Gilles Deleuze y Félix Guattari (2004, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia).
Sabido es que históricamente entre hombres y mujeres existió siempre la falta de equidad, y esto se refleja en las obras de las artistas Ana Mendieta y
Regina José Galindo desde una mirada feminista. Cabe mencionar también el aporte de Judith Butler que nos brinda con su texto El género en disputa: feminismo y subversión de la identidad (1990) herramientas para profundizar sobre las discusiones sobre género y que da el
puntapié inicial para el estudio y desarrollo de la teoría performática del género que bien podría ser aplicada a las producciones de las artistas
seleccionada para este artículo.
Para entender a Ana Mendieta y Regina José Galindo habría que contextualizarlas en el mundo político, social y cultural que les tocó vivir a estas
artistas: en Cuba de los años 70 y de la Guatemala de los finales de los ´90 hasta la actualidad, respectivamente.
Un modo de comprender la obra de la artista visual contemporánea Regina José Galindo es mediante el contexto político y social en el cual nace y también
cuál es la realidad más cercana en el tiempo de su Guatemala, datos que nos brinda un diario español[1].
Por su parte, Karina Bidaseca expresa en el libro Hegemonía cultural y política de la diferencia (2013) que
Regina José Galindo nació en 1974 en Guatemala en la época del genocidio que dejo 260.000 muerta/os y desaparecida/os. De ella/os el 83% fueron indígenas
mayas. Artista conceptual reconocida internacionalmente por sus performances, recibió numerosas críticas del establishment local por las
intervenciones agresivas en su propio cuerpo. Entre esas marcas indelebles, la palabra "Perra" aparece cincelada en su pierna con el
borde cortante de un cuchillo." (p.79)
Hablar de feminismo es complejo al abordar la problemática de género desde la perspectiva de la raza y clase social, y tiene sus consecuencias diversas si
hablamos de mujeres blancas, negras o indígenas. No son los mismos derechos, por más desigualdad que exista entre hombre y mujer si las que llevan adelante
la lucha son "mujeres indígenas", "mujeres de color", o "mujeres blancas" y en estos términos es importante los aportes de la prestigiosa filósofa
feminista argentina María Lugones, que asume su compromiso en Estados Unidos con las Mujeres de Color en la década de 1960, con las luchas emancipatorias
del movimiento negro por los derechos civiles. Realiza una de las más importantes contribuciones en su texto "Multiculturalismo radical
y feminismo de las mujeres de color" (2005).
Karina Bidaseca en el artículo Los peregrinajes de los feminismos de color en el pensamiento de María Lugones (2014) dice que
"En él se opera un cambio decisivo de una lógica de la opresión a la lógica de la resistencia. La propia lógica de la opresión llevó a que la dominación
cultural y de género se disfrace. La "Máscara Multicultural" es una versión del multiculturalismo que se podría llamar "multiculturalismo ornamental".
La máscara feminista es alguien que se opone a una versión de la feminidad atribuida exclusivamente a las mujeres en términos de raza, clase y sexualidad,
y se subordina sólo a la mujer burguesa blanca. El feminismo hegemónico es eurocéntrico, universalista y racista. Este feminismo se ha comprometido con la
representación de todas las demás mujeres. De este modo, señala Lugones, "
Tanto la máscara multicultural como la feminista participan en una máscara de falsa universalización". "(.) Con la colonización, los europeos
introdujeron la dicotomía racial que supuso que los colonizados sean categorizados como seres sin razón. Esa deshumanización se tradujo en el trato
impuesto respecto de la producción económica, del conocimiento y la imposición sexual". (p. 954).
Tanto Mendieta como Galindo hablan desde su condición de mujer y sus performances son una crítica a las desigualdades sociales respecto a los géneros. Ana
Mendieta murió joven en circunstancias confusas y, contrariamente a sus predicaciones a través del arte performático, terminó sus días en una supuesta
situación de violencia de género por parte de su marido el escultor Carl Andre, siendo en este caso presuntamente motivo de su muerte uno de los temas
recurrentes que la inspiró como artista.
El exilio es otro de sus temas de Ana Mendieta, porque desde niña se enteró de qué significa ser exiliada. Por decisión de sus padres -funcionarios
políticos y miembros de la oligarquía- ante el descontento de la llegada de Fidel Castro al poder la envía junto a su hermana mediante la denominada Operación Peter Pan a New York. Este hecho marcará para siempre a la artista siendo la tierra y el exilio algunas de las
temáticas de sus performances. Para este trabajo nos interesa poner el acento en las obras donde presenta una imagen opuesta a la mujer tradicional y su
impronta feminista en las mismas.
En consecuencia, la mayoría de las obras de Mendieta son autobiográficas, sobre todo las relacionadas con el lugar de pertenencia, donde plantea un vínculo
espiritual con la tierra a través de su cuerpo. Y esto lo plasma en la serie "silueta" realizada entre los años 1973-1980.
La artista juega con varios de los elementos de la naturaleza como barro, arena, hojas, ramas, agua, y también con el fuego. El leit motiv era la
representación de siluetas femeninas en la naturaleza con las formas de su cuerpo. Otro elemento fue la sangre con la cual trabajaba su cuerpo en una
pared. De este modo irrumpe con un nuevo género al que llamó Earth-body, en la que combina Land Art, Body Art y Performance.
Regina José Galindo realiza gran parte sus obras con intervención de espectadores, donde el diálogo, la interacción y la participación activa del público
es una de las exigencias que requiere sus performances tanto en ámbitos públicos como privados, no así con Ana Mendieta, para quien la presencia del
público en las performances no es un factor trascendente. Una excepción en tal sentido, en Ana Mendieta con presencia de un público reducido es en la obra
"Escena de Violación" o Rope Scene (1974). Las personas presentes entablaron un diálogo con la artista sobre las implicancias del tema,
posteriormente a la exposición sobre la escena que protagonizara la artista en situación de mujer violada.
No obstante, Regina José Galindo en la performance "Piedra" (2013), se coloca en una posición corporal inmóvil para representar a una piedra cubierta de
carbón y con la colaboración de dos voluntarios y alguien del público que orinan sobre su cuerpo convertido en piedra. Todo está planificado y organizado
por ella y no deja que el otro se ponga en el lugar del poder, en este caso, el hombre de la mencionada sociedad patriarcal y machista no ejerce el poder
sino que ella misma como artista se ubica en el lugar de víctima y de autora intelectual en esta performance. Sostiene que no se deja humillar y manipular
por el otro, en este caso por el "Hombre", sino que es ella la que se somete a la humillación y en forma descarnada por propia decisión, manipulando la
situación del espectador desde su rol de artista, es por tanto, un lugar voluntario para provocar y criticar al rol relegado a la mujer.
Por otra parte, Ana Mendieta nos propone con la fotografía de la perfomance sin título que se identifica como "Escena de violación" o Rape Scena
arriba mencionada, una visión crítica y de transformación de la sociedad respecto a situaciones de violación. Esta performance forma parte de una serie
realizada en 1973, performance que se basa sobre la historia de una estudiante violada en el campus de la Universidad de Iowa en 1973, caso que se
hace eco la prensa y que inspira a la artista. Ana Mendieta crea una escena que refiere directamente a las implicancias de la violación y sus consecuencias
en la víctima frente a una sociedad que parece estar ciega ante estos atropellos. La obra es llevada a cabo por la artista en su propio departamento, donde
ella pone el cuerpo en evidencia de ultraje con las manos atadas por unas cuerdas y sin dejar ver el rostro. Esto esto nos invita a leer que no se trata de
una víctima en particular sino que es un llamado de atención a toda la sociedad sobre las consecuencias que trae a mujeres que fueron ultrajadas y
denigradas por una situación como ésta; es así como pretende comunicar a través de este cuerpo anónimo sin rostro y con la presencia de pocas personas
mediante las cuales involucra creativamente al resto de la sociedad.
La exposición es una manera de involucrar a la sociedad que no quiere ver el dolor que se inflige a mujeres que transitan por esta violenta experiencia, es
un acto de provocación para lograr concientizar.
Es un modo que la artista elige para interpelar al espectador de la fotografía performática o como ella misma refirió a sus obras como "cuadro", para
lograr empatía en una sociedad que no quiere enterarse de las víctimas violadas y con la finalidad de lograr una transformación.
Hay otra performance que no tiene título al igual que la anterior pero perteneciente al mismo año y serie que se la conoce como "Performance: Violación" o Rape Performance, a la artista aquí la podemos ver en un parque cubierta de yerba salvaje y fresca despojada de su ropas, con aparente ausencia de
signos vitales, hilos de sangre que salpican sus piernas, y que por la posición de su cuerpo y el contexto donde se encuentra podría tratarse de una mujer
violada, ultrajada.
Desde el punto de vista de la humillación que experimentan algunas mujeres es importante volver a mencionar la performance de Regina José Galindo "Perra"
(2005). En este acontecimiento o performance la artista vive el dolor en su propio cuerpo y escribe la palabra perra con un cuchillo y su propia sangre
sobre su pierna derecha. Es el modo que la artista encuentra para denunciar los sucesos cometidos contra mujeres en Guatemala, cuerpos que han aparecido
torturados y con inscripciones hechas con cuchillos o navajas. Es muy interesante la valoración que adquiere esta palabra en la mayoría de los países
latinoamericanos. El signo "perra" semiológicamente hablando se divide en el significante "perra" que nos remite a un concepto que podría llevarnos al más
sutil de los significados: "prostituta".
Cuando nos referimos en párrafos anteriores a las reglas sociales que someten a la mujer, Mendieta juega en otra de sus obras performáticas: "Improntas de
vidrio sobre cuerpo" o Glass on body (1972), con un vidrio que ella misma coloca contra su rostro para mostrar las distintas deformidades de la
mujer, el vidrio es una metáfora que implica los valores que la sociedad le impone a la mujer. El vidrio es transparente y deja ver las opresiones sobre la
mujer. La artista pretende con la obra mostrar a la mujer que se resiste a la imposición de las reglas sociales. Otra performance que nos remite al mismo
tema es: "Facial Cosmetic Variations" (1972), Mendieta esta vez usa como elementos una en estereotipos femeninos que les impone la sociedad.
Retomando el concepto de devenir en mujer, como un modo de romper con el mandato patriarcal, Mendieta juega al intercambio de roles en una serie
fotográfica que denominó "Trasplante de pelo facial" (1972), donde se coloca en su rostro la barba y el bigote que le recorta a un amigo y, de este modo,
parodia desde la performance al género. De esta manera, al devenir en hombre simbólicamente, se puede demostrar que el género es una construcción.
Body -art y earth-body ar,
son dos expresiones anglosajonas que engloban las obras performáticas seleccionadas para este artículo de las vastas producciones que ambas artistas
albergan en su inventario para hablarnos desde su condición de mujer y desde una mirada feminista, crítica y política que nos cuestiona como sociedad
patriarcal.
Bibliografía
:
Bidaseca, Karina, 2013. Feminicidio y políticas de la memoria. Exhalaciones sobre abyección de la violencia contra las mujeres en Hegemonía cultural y política de la
diferencia en
Alejandro Grimson y Karina Andrea Bidaseca (coordinadores),Ciudad Autónoma de Buenos: CLACSO.
-----------------------.,2014. Los peregrinajes de los feminismos de color en el pensamiento de María Lugones en Revista Estudios Feministas
/CFH/CCE/UFSC. Vol. 22
N.3/2014. https://periodicos.ufsc.br/index.php/ref
Butler, Judith, 1990. El género en disputa- El feminismo y la subversión de la identidad,
Routledge, Londres, New York
Deleuze, Gilles y Guattari, Félix, 2005. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia,
Valencia, Pre-textos.
Lugones, María. 2005. Multiculturalismo radical y feminismo de las mujeres de color en Revista Internacional de Filosofía Política,
Madrid, Nº 25.
Otros:
www.reginajosegalindo.com
http://elpais.com/diario/2005/01/16/domingo/1105851160_850215.html
[1]
En 2005 el diario El País publicó un artículo titulado: "¿Quién mata mujeres en Guatemala?" y en el mismo se arrojan las siguientes cifras: "Desde
enero de 2004, más de 450 mujeres de todas las edades y categorías sociales han sido asesinadas en Guatemala, un pequeño país consumido por la
miseria. ¿Por bandas de jóvenes criminales? ¿Por personas de su entorno? ¿O por la policía?".