Entrevista Emilio García Wehbi y Maricel Alvarez
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¿Ustedes
vieron la obra de Sophie Calle Dolor Exquisito?
Maricel Alvarez- Sí, en la retrospectiva que le
hacen en 2004. Está su obra desde 1979 a 2004 y con motivo de esa retrospectiva
ella expone por primera vez Dolor exquisito, una obra del 2004. Era su
obra más reciente y entonces tenía un lugar destacado en la muestra.
-
¿Y después
ella hace un libro?
M.A. – En simultáneo. Hace la muestra y
edita el libro.
- ¿Con fotos y textos de la muestra?
Emilio García Wehbi- Cambia el formato. Hace una
operación formal en el libro que responde a lo que ella había planteado en la
muestra, en el formato original. Hay una característica formal en el relato:
cuando se va diluyendo, la tinta también se va diluyendo también. Juegos del
arte conceptual a los que ella les dio forma. El libro es la transformación de
la obra en ese formato pero también es un objeto, se transforma en obra.
- ¿Cómo era la obra Dolor exquisito?
M.A. La primera parte eran fotografías,
gigantografías de su viaje a Japón y tenían al lado un texto impreso del mismo
tamaño que, o bien ilustraba o complementaba la fotografía, o era un fragmento
de una carta que ella había escrito o recibido.
E.G.W.- Todo enmarcado.
M.A.- Y la segunda parte era muy
hermosa. También eran fotografías y textos enmarcados pero los textos estaban
en otro papel, como el papel de calcar y la tinta de ese papel se iba diluyendo
y cada una de las fotografías tenía un sello sobre la imagen que señalaba la
cuenta regresiva hacia el fin del dolor.
- ¿Y las fotografías qué mostraban?
E.G.W.- Eran de dos tipos: un teléfono
rojo cuando ella repetía el relato y algo que evocara el suceso del relato en
tercera persona.
M.A.- Sophie Calle no siempre es la
autora de las fotografías en sus obras, pero en el caso de Dolor exquisito
sí, son todas de ella, que, por otra parte, no se reconoce una gran fotógrafa.
Son fotografías que podrían ser de una fotógrafa amateur, sin ninguna
finalidad estética o artística. Simplemente las fotos ilustran el relato, o
refuerzan el carácter narrativo de la obra. Las fotos son un soporte o un medio
que la ayudan a su fin.
- ¿Cómo les surgió a ustedes la idea
de hacer el espectáculo?¿Fue por la muestra, por el libro?
E.G.W.- La idea es de Maricel y es una
idea que empezó a gestar desde que vio la muestra. Le interesó mucho el
material. Yo creo que por varios motivos: primero porque hay una mirada de lo
sensible y del dolor afectivo que es más cercana a la afectividad femenina y
después porque la construcción del relato que hace Sophie Calle es un
procedimiento dramatúrgico. Cuando Calle cambia la obra al formato libro no se
resiente la forma original. Eso está diciendo que permite otras
transcripciones, como una instalación teatral.
M.A.- En toda la retrospectiva que vimos
era bastante interesante descubrir el procedimiento de esta artista. Sus obras
son una muy buena idea o una idea y luego un mecanismo, un procedimiento o un
sistema que la enriquece enormemente. También era fascinante ver cómo ella
trabaja en ese borde tan difuso de lo real ficcional o lo real ficcionalizado,
ese borde donde no se puede determinar si lo que está presentando es real o
ficcional. A mí me pareció atractivo cómo ella flirtea con ese límite y cómo
trabaja el yo. Todo eso era, para mí, material con mucha potencialidad teatral.
Nosotros definimos este trabajo como una instalación teatral, tampoco queremos
definirlo como una obra de teatro y nada más. Intentamos ir más allá y hacer
cruce o comunión con otros campos del arte.
- ¿El viaje a Japón y las fotos fue
una imposición de Sophie Calle?
E.G.W.- NO, para nada. Es una idea que
apareció cuando intentábamos entender en qué forma esa obra de Calle podía
traspasarse a la escena. Pensábamos qué era lo que se perdía cuando esa primera
persona que iba a hacer el relato de Sophie Calle y el desengaño amoroso era
una persona representada, era una actriz que representa el texto de otro. Allí
perdía el soporte formal fundamental del material. Entonces decidimos que
teníamos que versionarla al punto que ese yo que narra no fuera la voz de
Sophie Calle sino que fuera una puesta en abismo del yo que narra real tratando
de reproducir la experiencia de Dolor exquisito y, por lo tanto,
encarnándola. Entonces para versionarla había que hacer parte de la biografía
(el viaje a Japón) de esta persona que va a hacer la enunciación del yo para
superponerlo con el de Sophie Calle y ahí aparece la necesidad de que para
armar la formalidad del espectáculo hacían falta como mínimo dos cosas: o hacer
el viaje o tener una ruptura amorosa real. Optamos por la primera. Entonces se
armó el andamiaje para que el viaje a Japón fuera una parte fundamental y a
partir del viaje a Japón se construyera un relato propio de esa mujer que está
viajando y que se va a superponer con el de Sophie Calle. Una de las virtudes
del espectáculo es haber entendido cuál es el procedimiento de Sophie Calle más
que el relato en sí mismo de Sophie Calle. Lo más interesante es el
procedimiento y lo que hicimos fue radicalizar el procedimiento porque estábamos
cambiando el formato. Si un formato que apela al yo real lo hacemos
representación estamos atentando contra ese formato.
M.A.- Fue una revelación porque de otra
forma hubiéramos hecho la representación del material. Entendimos que, de esta
manera, estábamos de verdad involucrándonos en el juego que propone Sophie, el
juego ficción-realidad, difuminar la línea entre ficción-realidad, entre yo
artista - yo persona y no personaje. Fue revelador porque entonces entendimos
mucho más acerca de la naturaleza del material y allí nos la ganamos como
cómplice a ella porque este procedimiento le resultó fascinante. Si hubiésemos
hecho la obra tal como ella la escribió le hubiera resultado muy aburrida.
Cuando escuchó esta propuesta, que implicó muchos cambios en el original, dijo.
“Hagan lo que quieran”.
E.G.W.- Ella nos había dado los derechos
antes del viaje a Japón y no le habíamos contado que íbamos a hacer esto. La
conocimos al volver de Japón. Llegamos a la casa y ella nos contó que la obra
se había hecho con un grupo inglés: “Estaba un poco aburrido porque lo que
hicieron fue mostrar las fotos que yo hice y decir los textos que escribí. No
vi una operación sobre eso”. Nosotros le dijimos que, justamente, eso íbamos a
hacer. Y le gustó la idea. Pero fue una tirada a la pileta de nuestra parte
porque a veces los autores producen una obra de arte que parece muy de
vanguardia pero después son muy conservadores con la pertenencia de ese
material y hay otros que no entienden que es material de trabajo. Ella lo entendió
de esa forma, apoyó esta línea y nos dio vía libre para seguir este camino.
M.A.- Sophie estuvo muy conforme con
que hubiéramos hecha la experiencia del viaje y lo hubiéramos fusionada con su
experiencia. A ella le sucede todo en el 84 y pasan veinte años hasta el
momento que hace la obra, entonces ella también atraviesa una nueva experiencia
cuando realiza la muestra. Nosotros unos años después intervenimos su obra.
- Ustedes también hacen un libro,
Dolor exquisito. Libreta de apuntes.
E.G.W.- Sí, pero es un juego que aparece
porque existe la posibilidad financiera de hacerlo y también por nuestra idea
de pensar la teatralidad y el arte como un juego de diferentes dominios
pensamos que el libro podía complementar lo que estaba sucediendo en la escena.
No era una sobreimpresión con el libro de Sophie sino con la forma que nosotros
entendemos en general los materiales teatrales.
- Ustedes hacen un proceso paralelo
y diferente del de Sophie, su propio proceso.
E.G.W.- Sí, absolutamente. Y del viaje a
Japón de Sophie lo único que mantenemos y ficcionalizamos son los encuentros
con los adivinos. De hecho tratamos de contactarnos con adivinos pero hablaban
sólo japonés.
M.A.- Es una obsesión de artista, por
otra parte. Sophie sigue investigando en esa cuestión. No es que sea una
creyente, no cree en el pensamiento mágico, ni en las profecías ni en los
adivinos, pero sí le fascina la versión de su persona que le dan esos adivinos,
cómo ellos también están creando un personaje, lo mismo que hace ella en su obra.
E.G.W.- Yo quería señalar lo que habíamos
tomado del viaje de Sophie. Todo lo demás fue tomar el mapa de Japón y hacer
una especie de deriva, de flaneur del siglo XIX. Era tener puntos
estratégicos, visitar, documentar la presencia de ella en esos lugares y a
partir de esa documentación y de la relación anecdotaria de lo que sucedía con
diferentes cosas, construir un relato. Es decir, que se generase un relato a
partir de lo real pero montado en una gran ficción al mismo tiempo que era la
reproducción del viaje a Tokio de ella.
- ¿Las cartas que se escuchan son
las que aparecen en el libro?
E.G.W.- No, el formato carta es lo que
aparece en el libro.
M.A.- En la primera parte del libro de
Sophie hay una o dos cartas pero no aparece una relación epistolar entre ambos.
-¿Quiere decir que todas las demás
son escritas por ustedes?
E.G.W.- Todas son escritas por nosotros.
M.A.- Toda la primera parte.
E.G.W.- Está escrita por Ricardo
Ibarlucía que puso en forma literaria ideas nuestras.
M.A.- También tratábamos de ver los
puntos en común de nuestra experiencia con la de ella. Y así como la primera
parte es una construcción, la segunda parte es de un respeto total a la segunda
parte del libro. No hay una coma o un punto que no haya sido escrito por Sophie
Calle.
-¿La segunda parte son los relatos
de las personas y lo que vos (a Maricel) decís desde distintos puntos de vista?
E.G.W.- Sí, los relatos de las terceras
personas y los relatos de Sophie en primera persona
- ¿Lo que dicen los videos es todo
lo que aparece en el libro de Sophie?
M.A.- Son los testimonios que ella
relata.
E.G.W.-Hicimos una selección porque ella
relata unos cincuenta y nosotros dejamos siete u ocho. Y también se hizo una
relectura de la documentación fotográfica. Cuando convoqué a esos actores les
di el relato y les pedí que trajeran algo que yo pudiera fotografiar y que les
pudiera evocar el relato, de modo que lo que aparece en la fotografía no
coincide con lo que narran. Era lo que le pasó al actor que decía ese texto y
le evocaba algo y eso lo trae. Pompeyo Audivert trajo una piedra, Blas Arrese
Igor trae una motito de juguete, Arengo trajo un pescadito en una bolsa,
alguien trae una foto de un novio, otro una foto vieja, entonces no hay una
relación directa. Lo que hice fue dejarme esa puerta abierta a lo real.
M.A.- El aporte de los compañeros
actores fue extraordinario y disparó hacia lugares impensados porque
respondiendo a la propuesta de Emilio aparece un universo que te aleja y te
acerca a ese material todo el tiempo.
E.G.W.- Cristina Banegas trajo una
coctelera que parecía una urna. Era el relato del niño muerto. Se producía un
relato que era construcción de los actores en relación al pedido de un objeto.
M.A.- Los actores tenían muy pocos
elementos y muy poca información porque ellos venían a grabar el relato en
video y recién ahí les hacíamos una introducción y les mostrábamos el material
de Sophie. Recién ahí.
E.G.W. Al mismo tiempo había una
especificación técnica muy importante y era que no podían mover la cabeza. Era
primerísimo primer plano y no podían hacer ningún gesto que no estuviese en las
facciones. Era una estructura formal que nosotros construimos en paralelo al
relato de Sophie.
M.A.- Quiero mencionar también el
vestuario. Sophie habla de esa vestimenta que ella quisiera llevar el día del
reencuentro y lo importante que es para ella construir esa imagen, construirse
a sí misma de esa manera tan especial para él. Emilio le pidió a Martín
(Churba) y Martín y Andrea (Saltzman) pensaron un vestido imposible, porque es
una prenda simbólica. Por eso también Emilio la exhibe como la exhibe y también
eso alimenta los cimientos de la estructura instalación.
- Es la vestimenta que no te ponés,
que queda allí mostrada nada más ¿no?
M.A.- Sí
- Toda la vestimenta es bellísima.
M.A.- Es muy bella. Martín es una
persona muy sensible, en particular a este tipo de trabajo y a este tipo de
propuestas.
E.G.W.- Trabajaron conceptuamente ese
vestido que nunca se pone, tratando de que fuera muy orgánico, parece que
hubiera pedazos de tripas y otras cosas. Nosotros entendimos que para hacer un
trabajo del formato que hace Sophie Calle hay que trabajar sobre las líneas más
puras, trabajar con cierto concepto de sobriedad, de síntesis y de exquisitez
con lo que esto pueda significar. Entonces si se lo pone en contexto con otros
trabajos míos aparece como muy brillante y muy limpio (los míos son más trash
si se quiere).
-La escenografía también es bella.
Esa caja blanca y los rojos saturados en la ropa, en los objetos.
M.A.- Sophie, ya no hablo sólo como
artista, es muy esteta, tiene un refinamiento personal. Fuimos a su
casa-estudio y nos dimos cuenta del amor de esta mujer por los objetos, de cómo
en esa casa todo estaba dispuesto de una manera muy estética. Todo esto fue
sumando y alimentando la idea que teníamos.
E.G.W.- Todo es conceptual. Nosotros
entendíamos que para hacer un montaje teatral de una artista conceptual todo
tenía que transformarse en conceptual. Entonces el rojo sobre el blanco es
conceptualmente la bandera de Japón pero también es el corazón sobre el cuerpo
blanco. Todo esto se está transformando en formas, todo el tiempo. Buscábamos
cómo esta idea podía plasmarse en formas.
M.A.- La vitrina con los recuerdos y
los souvenirs de viajes no sólo es la constatación de que lo que se está
narrando es real sino que además están expuestos como en un museo, el museo del
dolor, el museo del viaje. Ella tiene una obra preciosa que se llama Ritual
de cumpleaños en donde atesora en vitrinas los regalos de sus cumpleaños de
los últimos veinte años y los muestra.
E.G.W.- Cada cumpleaños invitaba una
persona más que los años que cumplía. Todos los regalos que recibía no los abría
sino que los ponía en una vitrina y después los fotografiaba y con todo eso
hizo una muestra.
M.A.- Ella también trabaja la idea de
archivo y cataloga. Detalla. Su casa está llena de cajas que son potenciales
trabajos.
- Ella viene de una familia muy
particular ¿no es así?
E.G.W.- Sí, el padre, era coleccionista
de arte y un médico, oncólogo, muy reconocido y la madre también era un
personaje muy conocido.
M.A.- Sí, de Mme. Calle se habla.
Sophie la llevaba a todos lados. Son personajes del mundo del arte en Francia.
- Maricel ¿cómo hiciste este trabajo
como actriz?
M.A.- Traté de trabajar la interpretación
en términos conceptuales, en relación con Emilio, como hago siempre en tantos
años que trabajo con él. He tratado siempre que mi interpretación responda a su
idea de puesta en escena para que haya comunión entre todas las partes. En Dolor
exquisito era muy claro: primero había que vivir la experiencia y
recuperarla pero en términos formales no emocionales y después asumir que la
interpretación del texto (que se terminó de escribir muy poco antes del
estreno) tenía que tener un carácter testimonial y tratar de que fuera
despojado. No cargar las tintas en lo interpretativo porque si no se vuelve una
representación, aunque se estaba representando había que evitar la idea de
representación.
E.G.W.- Para tratar de comprender el
proceso interpretativo, trabajar con Maricel es trabajar con la ventaja que
significa trabajar con una actriz inteligente, formada, que es algo de lo que
adolecen muchos actores en la Argentina. Pareciera que la meta de la actuación
o del buen actor es la sensibilidad, como si para construir una sensibilidad de
representación no hiciese falta ser inteligente y tener formación. Justamente
para poder reproducir una sensibilidad o una afectividad actoral básicamente
hay que tener formación y ser inteligente. Y Maricel justamente tiene mucha
formación, mucha educación intelectual y esto permite hacer partícipe al actor
de la experiencia en todos sus términos para que el actor pueda comprender
cuáles son todas las estructuras sobre las que va a trabajar el espectáculo y
sobre las que él tiene que transitar. Empieza comprendiendo y luego empieza a
trabajar sobre lo que sería la comprensión actoral. Entonces hay una comunión
que tiene que ver con la comprensión, que tiene que ver con el concepto, con el
entender, con la formación de las personas en relación a los materiales. Por
eso con Maricel se hace mucho más fácil y se hace mucho más corto el proceso de
trabajo. Ella hizo en una semana el proceso interpretativo. Estaba fenomenal
desde el estreno porque ya lo tenía internalizado, sólo tenía que ver los
mecanismos, esto sirve, esto no sirve. Es tan fácil como eso. El viejo discurso
de la improvisación, el viejo discurso de la emotividad y todo eso es
arqueológico. Hoy se necesita otro tipo de respuesta y no te hablo de la no
experimentación sino de la respuesta de solvencia de un actor profesional que
conoce sus herramientas y sabe utilizarlas. La pragmaticidad en términos de que
un actor debe estar al servicio de la totalidad.
- Maricel, cuando te vi en Bambiland
te descubrí como una gran actriz. Estabas muy bien en Hamlet y en Woycek pero
en Bambiland estaba todo a tu cargo. Y en Dolor exquisito es un escalón más
alto.
M.A.- Es bueno que lo menciones. Sin
duda es un trabajo bisagra. Uno no tiene que desconocer ni desconsiderar los
trabajos que fueron bisagra en la profesión de uno. Hay que atesorar esos
trabajos tan valiosos. Bambiland fue un desafío, en ese trabajo se
conjugaban muchas cosas que a mí me interesaban desde siempre. Primero el
teatro como género literario, porque la obra me parecía brillante, tan bien
escrita. Le encontraba un valor literario fascinante. Segundo, explotar el
cuerpo al extremo o al máximo con todas sus potencialidades intelectuales y
emocionales. Tercero un agradecimiento profundo a Emilio porque él me desafió. Me
dijo: “Si aprendés a actuar entre tantas hojas lo hacemos si no, no”. A mí me
gustó que me desafiara. Hay muy pocas personas que te ponen en ese lugar, que
realmente te impulsan, te incentivan a que des un salto. De todas maneras, era
entender cuál era la función mía en ese espectáculo y cuál era mi función en
éste. Me aporta mucho este espectáculo. Yo me formé de una manera bastante
convencional, con Laura Yusem durante muchísimos años pero en paralelo yo
estudiaba una carrera en la universidad de Buenos Aires, estudiaba Letras. Me
sirvió transitar la vida académica durante los mismos años en que me estaba
formando como actriz. Si bien Laura me aportó una formación, si se quiere
convencional, en términos teatrales, también me impuso desafíos intelectuales.
Entonces yo, por tratar de estar a la par de ella, no dejé de tomar nota de
ninguna de las cosas que dijo, de ninguno de los materiales sobre los que habló
y yo traté de estar a la altura de su nivel intelectual. Y luego mi encuentro
con Emilio fue muy revelador a nivel aprendizaje. También me he formado en
danza y lo sigo haciendo con Ana Frenkel, que es mi maestra en esto.
-¿Y la voz también la entrenaste?
Porque es sorprendente el manejo de la voz que tenés.
M.A.- No, no estudié especialmente.
Como siempre trato de acompañar el proceso creativo en términos conceptuales,
en algunos trabajos se me pedía algún registro particular y a partir de la
necesidad fue el deseo de aprender y de profundizar. ¿Viste lo que decía Emilio
sobre entender? Entender no sólo es útil sino que también es bello, inspirador.
Me apoyo mucho en estas dos cuestiones. Entender puede darle una forma bella a
mi manera de interpretar.
E.G.W.- Con Maricel compartimos algo que
teníamos desde antes de conocernos y es que comprendemos la formación y el
conocimiento como una erótica, un deseo. El deseo por conocer, por construir un
camino propio. Hemos tenido la posibilidad de viajar los dos y hemos tenido
mucho deseo de conocer qué pasa en otras latitudes, en todos los terrenos del
arte, no sólo en el teatro y esto es aprendizaje puro. Y en este sentido somos
absolutamente cosmopolitas porque tomamos lo mejor de cada cosa y no nos
interesa el pago chico, en todo caso pintamos la aldea para pintar el mundo. Y
tener este privilegio en un país periférico es ser muy afortunados.
Aprendizajes hacemos todo el tiempo y cada vez con mayores desafíos. Cuando uno
tiene más experiencia utiliza más herramientas, no se anquilosa en una forma
que encontró una vez sino que lo que intenta es no repetir y descubrir cosas
nuevas cada vez. Y en su formación no convencional Maricel utiliza este tipo de
recursos.