IUNA
 
número 1 | mayo 2007
información y críticas
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Los muertos (Ensayos sobre representaciones de la muerte en Argentina)

Por Mónica Berman

Los muertos1 es una pieza cuya dirección y dramaturgia estuvo a cargo de Beatriz Catani y Mariano Pensotti. Fue estrenada en el Hebbel Am Ufer de Berlín, Alemania (en el marco del ciclo Buenos Aires- Berlín, con la producción del Instituto Goethe de Buenos Aires). Posteriormente fue presentada en Buenos Aires en el Camarín de las Musas.
El comentario con respecto al estreno podría ser considerado un “dato de color”, la mención de un detalle de importancia relativa para la puesta en sí. Sin embargo, creemos que en este caso la circunstancia del estreno en el marco de una lengua ajena funciona como condición de producción determinante para constituir esta puesta en lo que es.
En términos generales, la traducción conlleva una funcionalidad indiscutible, y es evidente cuál es su utilidad en un ámbito de germano parlantes pero ¿cuál es sentido de traducir al alemán para los hablantes de español en Buenos Aires? La traducción, por supuesto, lo que genera es distancia. Por varias razones, por un lado, es “innecesaria” ( lo que no implica que se constituya en no significante), los destinatarios perciben esa palabra reiterada para un otro que no son ellos, y por otro lado, lo que construye esta traducción es la demora; es el tiempo que se detiene, los rasgos obligados de la espera.
En otro orden, la traducción y su portador, el traductor, son los que entretejen los dos lugares que la obra construye.
Pasamos a explicar, Los muertos está articulada en dos partes, dos espacios, que se perciben en forma paralela pero que no se superponen: de un lado un televisor y un video y dos jóvenes sentados en sendas sillas muy cerca del mismo; del otro lado un espacio que muy bien podría remitir a una escenografía, de esas bien sencillas, casi improvisada, no un living sino la escenografía de un living...con alguien que nos revela su nombre propio (¿es su nombre?, ¿nos dice la verdad? Sí, podemos corroborarlo con el programa, coincide con lo que ha dicho) y una historia: nos explica que intenta reconstruir una obra en la que actuó veinte años atrás, “Los muertos” de James Joyce.
En alguna medida no parece haber vínculo entre los dos espacios, salvo en términos de nomenclatura (ni siquiera en términos temáticos, sólo el nombre, el texto de Joyce no parece remitir a “muertos” en términos literales, y los muertos de los que hablan en el otro lado no han de entenderse en sentido metafórico sino literal) sin embargo, el traductor une ambos espacios. ¿Por qué? Porque se desplaza, recorre ambos espacios y traduce, revela en otra lengua lo que dice el español. Hasta que deja de hacerlo.
Los responsables de la puesta afirman que hay un trabajo de investigación por detrás. Cuando se investiga las certezas se ponen entre paréntesis, y los vínculos que se establecen son de los órdenes más disímiles.¿Hay alguna semejanza entre la muerte y el teatro? ¿Un cementerio y una escenografía generan teatralidad? ¿Es posible la representación de una obra sin actores? ¿Es posible una teatralidad de cuerpos ausentes? El intento de hacer presentes esos cuerpos. Un Teatro de Cuerpos Ausentes.
Estas preguntas constituyen en respuesta la puesta que nos ofrecen. Los reportajes al escenógrafo y al sepulturero son una muestra clave de los cruces impensados (pero no impensables) entre las tareas de ambos. El joven que explica, muestra el cementerio como una puesta en escena y revela la teatralidad que se asoma en el ámbito de los rituales de la muerte.
Alfredo Martín, el actor, intenta ser él, en el pasado, y los otros, los personajes que compartieron veinte años atrás la obra que él representó. Este es otro punto central, el de la representación, de qué manera se representa la muerte, de qué manera se representa en el teatro, quién es el que puede representar, qué es lo que puede representarse.
Todo el tiempo hay algo que está en el lugar de otro, o de otra cosa, el cementerio en el lugar de la escenografía, y fundamentalmente, mediatizado, se insiste en ello de manera constante, es el televisor lo que vemos, no el cementerio, es la escenografía del living, no el living, el actor, no el personaje y el traductor, que no hace otra cosa que explicitar la mediación.
Tal vez, Los muertos, investigando sobre la muerte halló otras cuestiones que no se había propuesto, encontró otros recovecos, señaló otros lugares donde seguir buscando.
Al fin y al cabo, para eso se investiga para encontrar lo que no esperamos encontrar.  

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1 Ficha técnica: Dirección y dramaturgia: Mariano Pensotti y Beatriz Catani /Elenco: Alfredo Martin, Matías Vertiz y Nikolaus Kirstein./ Luces: Matías Sendón/ Sonido: Federico Marrale./ Escenografía: Mariana Tirantte/ Viernes 22.30 en el Camarín de las Musas.

 

 
 
 
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