Johannes Birringer – Representación posmoderna y tecnología
En Theatre, Theory, Posmodernism – Indiana University Press, 1991
(fragmentos)
Si se reactiva la crítica de la Escuela de Frankfurt, sin tratar de
recuperar la utopía de la autonomía del arte de Adorno, se puede examinar la "escena
tecnológica posmoderna" en todas sus dimensiones plurales, heterogéneas
y multidisciplinarias. La unión de high y low (altas y bajas culturas)
y de todo lo que se puede unir, ha producido la reintegración de arte y vida, lo
que las vanguardias consideraban fundamental para la transformación social.
Hay una inevitable relación (aunque esté poco tratada) entre la ambientación
tecnológica y el espacio social del teatro. Esa relación es más obvia cuando es
más negada. Ejemplo de ello: la ópera multimedia the Civil wars (las Guerras
civiles) de Robert Wilson que quiere ser una pura visión, sólo imágenes, una pura
construcción formal de su propio espacio y tiempo, sin ninguna referencia particular
a la historia y a los modos y relaciones de producción. Wilson, nuestro último Fitzcarraldo,
construye una ópera en la jungla de las ciudades (las doce horas de la ópera se
hicieron en una colaboración entre teatros de Colonia, Rotterdam, Marsella, Roma,
Tokio, Minneapolis). Es, quizá, el más típico ejemplo del surgimiento de una elite
de diseñadores, compositores, artistas visuales y performers que encuentran el interés
de grandes instituciones culturales al reconstruir el aura de las representaciones
de vanguardia en una gran escala.
Otros ejemplos los proporciona la vanguardia
neoyorkina: los espectáculos de imagen en gran escala de Laurie Anderson y las óperas
high-tech (de alta tecnología) de Robert Wilson y Philip Glass en relación
con el cambio de las condiciones de percepción y los nuevos parámetros de sensibilidad
dictados por las prácticas de construcción, procesamiento y circulación de imágenes
(network y TV por cable, video, MTV, publicidad, etc) que se superponen con o que
se presenta en las galerías, museos y escenarios. Se produce una redistribución
y recontextualización del material de un medio a otro.
La idea de semiosis tecnológica sin fin tiene ciertos límites aún cuando
es posible asumir que la total penetración cultural de los mass media electrónicos
no sólo cambia la percepción y el comportamiento cultural sino que crea un nuevo
"espacio teórico": contemporaneidad, simultaneidad, en el cual todo está sujeto
a simulación. Indudablemente, podría significar el fin del teatro de representación
como concluía Baudrillard.
La resistencia estructural del teatro a la reducción semiótica provee
un lugar para la dinámica de los conflictos culturales, especialmente cuando sus
no-dramáticas, no-narrativas, no-lineales y abstractas representaciones se conducen
como si no hubiera límites.
Todo esto no previene para mostrar como el
teatro, después de su primaria función social como medio del realismo capitalista
que ha sido subsumido por el cine y la TV, puede continuar comprometiendo el específico
fenómeno de la presencia de los actores, bailarines, cantantes y que la representación
de su presencia es esencialmente diferente de la representación tecnológica.
Otro tema importante es el concepto de la "representación del cuerpo".
Se puede ver en el trabajo de Meredith Monk en el cual produce una ruptura de los
límites dislocando al actor en la tecnología o en espacios hiperreales. En the Civil
wars de Wilson, se puede hablar de "arquitecturización del cuerpo"
: andróginos colgando del cielo raso, rostros proyectados en enormes imágenes. El
espectador percibe temporariamente al actor separado de su cuerpo, de su voz. Parecen
replicantes.
Hay una ambivalente relación entre el cuerpo teatral del actor y las
representaciones tecnológicas que lo incluyen. Por ejemplo, slides que a menudo
parecen penetrar sus cuerpos.
(Traducción Julia Elena Sagaseta)