IUNA



 
 
 
 
 
 
 
 
 
número 12 | Marzo 2015
información y críticas
01. 02. 03. 04. 05.  

Las mulitas

Federico Aguilar (UNA)

Dramaturgia: Cecilia Legarrralde
Elenco: Lucas Delgado, Cecilia Legarrralde y Soledad Mathieu
Vestuario: Lucas Delgado, Cecilia Legarrralde y Soledad Mathieu
Iluminación: Mauro Saracino
Sonido: Mauro Saracino
Fotografía: Michel Marcu
Puesta en escena: Pompeyo Audivert
Camarín de las Musas

En la Conquista del Desierto una zanja atraviesa el territorio y divide hermanos. Cercadas por un clima hostil dos maestras se encuentran varadas en plena pampa y custodian, como animales, el cadáver de un mestizo que revive constantemente. Ancladas en el artificio y en la teatralidad, para sobrevivir, las maestras simulan pequeños "teatritos" internos a la escena, que las termina salvando de una espera postergada.

Tal como lo indica su reseña, la escena nos ubica en algún lugar del "desierto" pampeano donde estas mujeres cuidan el cadáver de aquel hijo de cautiva blanca e indio que revive constantemente. Lo hacen mientras esperan la llegada de alguien que las salve de la soledad y el desierto. En este marco, de principio a fin, la obra se despliega como "una máquina poética"[1] que multiplica los sentidos en torno a la dicotomía Civilización y Barbarie. Se presentan constantemente topologías propias al tema, tales como la educación del "salvaje", las maestras sarmientinas, las cautivas, los malones, la guerra, etc. Estos temas son atravesados con potencia a través del cuerpo de los actores. En Las mulitas la conquista es de la tierra y los recursos, pero sobre todo, y esto se manifiesta con mucha claridad en la obra, es la conquista de los cuerpos del Otro. Una vez más la oportunidad de un encuentro, es desplazado por el choque, el choque de los cuerpos. Son estos los que ponen en juego la alteridad en diversas formas: mestizaje llevado en las propias venas "Está bombeado a dos sangres"[2] lo sexual como forma de encuentro, la violencia ejercida constantemente sobre el cuerpo, etc.

La actuación presenta un registro impetuoso, el despliegue de la voz (especialmente en el personaje del Mestizo) es muy potente. La dinámica corporal con la que trabajan la violencia y lo sexual está poblada de energía. Es notable en este aspecto que las maestras "civilizadoras" sufrieron un devenir salvaje, el cual, es fácil pensar, es el que le da nombre a la obra. Escenografía y vestuario acompañan con precisión creando ese mundo corroído, salvaje, que contiene a esos cuerpos vapuleados por el desierto y la guerra.

En la dramaturgia podemos encontrar huellas de la poética de Audivert, lógicas ya que la dirección es de él mismo y la obra tiene como punto de partida sus talleres de formación. Es de destacar, sin embargo, que la autora encuentra una singularidad artística de gran belleza poética.

Una obra muy interesante para pensar a los cuerpos cuando la alteridad se torna violenta. Una obra que visita uno de los temas más complejos de nuestra identidad, un tema además que, como el cadáver custodiado por aquellas maestras, revive constantemente.

Citas:
Ahora Las mujeres a la vez van asimilando la costumbres del Otro "! Estamos acá. habitando este territorio. Habitando esta nada. ¡Ah, indio! Me tuve que comer tus costumbres para estar en tu paisaje, no soy como vos pero tuve que aprender a ser como vos, a actuar tus costumbres para sobrevivir."



[1] Texto de la obra

[2] Idem

 
 
www.holi-d.com.ar www.territorioteatral.org.ar / revista digital / publicación semestral
Departamento de Artes Dramáticas - IUNA / French 3614 / 1425 / Buenos Aires Argentina /
ISSN 1851 - 0361