Durante ocho días, la ciudad de Blumenau, en el estado de Santa Catarina, vive un esperado acontecimiento cultural, artístico y social. Del 5 al 12 de julio, la Universidad de Blumenau (FURB) realizó la edición número veinticinco del Festival Internacional de Teatro Universitario.

Elencos de varias universidades de artes de Brasil (Caicó, Natal, Río de Janeiro, San Pablo, Florianópolis, Brasilia, Uberlandia, Maringá, Bahía) y de países latinoamericanos, como Chile y Argentina, además de los espectáculos invitados de Paraguay o Israel, compartieron durante más de una semana una exigente programación de espectáculos en diversos puntos de la ciudad, siendo su núcleo el Teatro Carlos Gomes, en el epicentro de la misma.

No solamente se realizaron espectáculos en salas convencionales: también se utilizaron espacios públicos, como la plaza principal de la ciudad (A saga no sertâo da farinha podre1), los pasillos, aulas y patios de la Universidad ( BadenBaden), o los espacios abiertos del campus (Ricardo III2).

Uno de los aspectos más interesantes del Festival fueron, como en las ediciones anteriores, los desmontajes, que se realizaban el día posterior a cada exhibición, a cargo de profesores universitarios. Consisten en encuentros abiertos al público, donde los especialistas hacen su lectura de la puesta en escena, con una visión crítica, a los teatristas, que también están presentes. Previamente, cada grupo tiene un espacio para presentarse y decir lo que considere oportuno, informar sobre su universidad o el desarrollo del proyecto escénico. Una vez finalizado este intercambio, el público puede intervenir con preguntas o comentarios. Estos encuentros son sumamente enriquecedores, porque no se plantea desde un lugar de complacencia sino desde el conocimiento de la escena teatral.

Al finalizar el Festival, como todos los años, se realizó la ceremonia -seguida de fiesta- de premiación, en cada uno de los principales rubros, por un jurado compuesto por especialistas de Brasil Uno de los galardones más esperados, sin embargo, es el premio del público: en esta edición, fue para la versión de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, dirigida por Carlos Almeida, representando a la Universidad de San Martín (Argentina). Esta versión, obviamente reducida, y en español, concentró gran interés del público, por su materialidad escénica: los actores-titiriteros estaban ocultos en enormes bolsas de un material flexible y sutil, al que la iluminación coloreaba, creando imágenes oníricas de gran calidad plástica.

El Departamento de Artes Dramáticas, del Instituto Universitario Nacional del Arte, en esta ocasión estuvo representado por dos proyectos de graduación de la carrera Licenciatura en Dirección Escénica: uno de ellos fue D- Generación. Tragedia urbana, una reescritura de Tito Andrónico de Shakespeare, realizado por Analía Mayta y el Grupo Subsuelo. El otro, fue Fracción de sombrero, creación del Grupo Ñande Reko, con dirección de Emilia Goity.

El espacio para la investigación y la pedagogía teatrales precedió al Festival: durante los dos días previos se realizaron en el Campus de la FURB la V Jornada de Estudos Teatrais, coordinadas por André Carreira (UDESC), Pita Belli (FURB) y Walter Lima Torres (UFPR). La jornada se dividió en palestras o conferencias plenarias, por un lado, y talleres, en los que -durante dos días- se discutió intensamente cada problemática en particular, derivada de las ponencias enviadas, bajo la coordinación de especialistas y con la participación de los asistentes. Las conferencias plenarias estuvieron a cargo de Eberto García Abreu (Villa Clara, Cuba), Vivian Martínez (Havana, Cuba), Soledad Lagos (Santiago, Chile), Mario Cardona (Medellín, Colombia) y quien esto escribe, de Buenos Aires, Argentina. En cada caso, se hizo referencia al panorama de la actividad teatral o de la pedagogía teatral de sus países de origen, conformando un rico mosaico que tiende a promover el intercambio cultural en Latinoamérica. La primera jornada se cerró con un ensayo abierto, seguido de discusión, del proceso de montaje de Potestad, de Eduardo Pavlovsky, con la actuación de Narciso Telles y la dirección de André Carreira.

En suma, tanto el Festival como la Jornada, constituyen un evento enriquecedor desde todos los ángulos, que posibilita a los elencos universitarios exponer su trabajo, recibir devoluciones a cargo de especialistas, y fundamentalmente, intercambiar experiencias con sus pares latinoamericanos.