El Cisne
Elenco: Mariana Cavilli, Alexis Cesán, Victoria Cipriota, Marta Haller y Carolina Milli
Escenografía: Florencia Polimeni y Esteban Brenman.
Diseño espacial: Mariana Cavilli y Felicitas Kamien.
Realización de escenografía: Mariano Sivak
Asesoramiento escenográfico: Mariana Tirantte
Vestuario: Julieta Harca y Eliana Kuriss Dick
Iluminación: Eduardo Pérez Winter y Adrián Grimozzi
Diseño sonoro: Javier Bustos
Director asistente en ensayos: Diego Cremonesi
Asistencia de dirección: Rodrigo Ochonga.
Dirección: Felicitas Kamien.
"Camarín de las Musas"
Mario Bravo 960.
El encuentro con el espectáculo El Cisne confirma que el teatro independiente esconde muy buenas sorpresas, sólo hay que saberlas
encontrar. Felicitas Kamien llega con un interesante camino recorrido como intérprete de la mano de varios maestros, pero parecen ser dos los
vértices opuestos: Agustín Alezzo, por un lado y mucho más relacionados entre sí Ricardo Bartís y Alejandro Catalán. Ella
sumó también entrenamiento con Ana Frenkel y sus anteriores textos (Ojalá que no y El canto del Cisne) fueron supervisados
por la mirada de Javier Daulte. De él parece haber heredado algo de su particular estilo "gore".
El eje de su argumento para El Cisne, su último espectáculo, es el mito del canto del cisne, animal silencioso, pero que antes de morir
anuncia su fin. Lo lleva a escena ubicándolo en una familia de clase media, donde la madre armó otra pareja y padre e hijas quedaron de otro lado
del ring. Pero a esta historia casi realista le agrega algo de lo "mágico" que se respiraban en ciertas novelas latinoamericanas. El progenitor tiene
aquí casi la misma edad de su descendencia y este rasgo evidente para el espectador no sólo lo desconcertará, sino que lo apartará de
cualquier posible lectura realista.
Más allá de presentar una propuesta inquietante, porque el tema de lo terminal para el ser humano siempre lo es, lo aleja de pautas previsibles y
lo representa junto a su escenógrafa, Mariana Cavilli, en un más que interesante espacio escénico. La estructura elegida es casi una caja
pero con paredes de distintas alturas que muestran y ocultarán sucesivamente la habitación, el baño o la cocina, siempre dependiendo de lo
que se quiera focalizar por medio de las acciones.
La intriga va atrapando y por momentos, aunque sin puertas, se palpa el ritmo de un vodevil, porque hay algunas corridas para esconder a este enfermo, que
se resiste a pasar inadvertido.
El límite de la muerte de un ser querido aparece casi como un espejo deformante en cada una de estas herederas. No es el dinero lo que las preocupa,
si no enfrentar el vacío de quedarse sin referente. Por este motivo las fotos -aparecen en varios momentos de sus discursos- surgen como un ancla ante
la proximidad de la tormenta que se les avecina en sus vidas. También su made, la exmujer teme al naufragio de enfrentar el paso del tiempo, a todas
las preguntas sobre el pasado se les hacen presente.
Aunque El cisne parece nadar en aguas del realismo, estas plumas de lo mágico sobrevuelan todo el tiempo a las acciones y no sólo
enriquecen notablemente la propuesta sino que obliga a ubicarla en otro registro. Las actuaciones acercan la historia, son convincentes y emprenden un
juego perfecto, creíble, concentrado y sin quiebres. Desde el único actor del elenco, Alexis Cesán, encarnando esta extraña enfermedad
hasta toda su familia femenina, integrada por Mariana Cavilli, Victoria Cipriota, Marta Haller y Carolina Milli consiguen en sus papeles credibilidad. Eje
fundamental ya que lo que allí se muestra se aleja de lo posible, de lo real, para acercarse a lo fantástico y es en este contrapunto entre
realidad y ficción donde El Cisne verdaderamente canta y vuela muy alto.