Actores: Julián Calviño/Marcelo Subiotto, Juliana Muras/Natalia Salmoral, Pablo Gasloli, Andrea Nussenbaum, Lourdes Pingeon, Jorge Prado y Martín Urruty.
Asistencia de dirección, diseño gráfico y fotografía: Santiago Pianca.
Realización escenográfica: Santiago Rey
Música: Pablo Dacal
Realización de video: Gabriel Lichtman
Instalación, texto y dirección: Fernando Rubio
Espacio: Timbre 4
¿Cuál es el modo de representar la ausencia? ¿Puede, la ropa funcionar como un dispositivo de la memoria? ¿Cómo produce significancia en el proceso del
recuerdo? Este espectáculo sugiere estos y muchos otros interrogantes. Todo se inicia con una breve estancia donde los espectadores son recibidos por los
actores, mientras una voz en off hace una mínima presentación. Nada parece ligarlos entre sí, salvo el azar. A continuación, se habilita el ingreso a un
espacio-instalación, donde infinitas prendas de vestir se superponen hasta cubrir por completo el piso y las paredes. A su vez, las ropas integran
"cortinas", que modifican el espacio mediante la precisa manipulación de los actores, creando espacios más pequeños, donde la relación con los
espectadores, deviene íntima. Todo lo que sigue, será una experiencia diferente para cada receptor. Por un lado, ante los discursos de los actores -que
aunque se perciban como ecos sutiles, mantienen su singularidad-, y por otro, ante las transformaciones espaciales mediante los desplazamientos de las
"paredes", configurando una instalación dinámica, y por sobre todas las cosas, teatral. Lo que en un comienzo puede parecer una fragmentación donde prima
la ausencia de relato, poco a poco va adquiriendo una articulación narrativa. El proceso va armando una suerte de rompecabezas, aún para los mismos
participantes, los "elegidos" por una voluntad de memoria. La ropa se erige como túmulo para señalar la ausencia de los cuerpos, un resto o una parte de
los que ya no están. Metonimia trágica, en la que el acto de colgar unas notas en las prendas, resulta un simulacro de comunicación de incierto resultado.
La huella del artista francés Christian Boltanski se convierte en una marca, a través de la cita de su instalación "Reserve" (1990, Centro Pompidou de
París), y de la más cercana muestra realizada a fines de 2012 en el museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. La utilización de la ropa
superpuesta para conformar una instalación adquiere en él un deseo de estimular la memoria desde un ángulo íntimo y cotidiano, como lo afirma uno de los
"mensajes" entregados por los actores/performers a los espectadores, también por elección azarosa[1].
"Pueden dejar lo que quieran" pudo verse en IMPA, durante el Fiba en su edición 2011, y ha participado en varios festivales en Brasil, Holanda, España y
Alemania.
[1]
"Quizá la ropa no signifique nada./ Esta ropa./ Esto que llevamos puesto./ Lo que dejamos. Lo que podemos usar todos./ Lo que tiramos./Lo que nos
viste./ Lo que nos dice./ Lo que nos permite./Lo que nos impide./Lo que miran./ Lo que veo.Lo que escondo./Lo que tengo. Lo que olvido./Lo que
sobra. Lo que pierdo./ Lo que regalo, lo que me prestan./ Lo que robo. Lo que siento./Lo que cargará otro o se perderá en el tiempo." Boltanski. Y
como una nota al pie, "Con lo poco que queda, encontré un sentido. Gracias. Estén atentos a no estar solos".