IUNA

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
número 5 | diciembre 2009
información y críticas
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Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo.

por Ana Seoane (IUNA-UBA)

Versión de Hedda Gabler de Henrik Ibsen
Autor y director: Daniel Veronese.
Elenco: Claudio Da Passano, Silvina Sabater, Elvira Onetto, Fernando Llosa y Marcelo Subiotto.
Adaptación de la escenografía de la obra Budín inglés de Ariel Vaccaro: Franco Battista.
Asistencia de dirección: Felicitas Luna.
Camarín de las Musas.

Muchos a lo largo de la historia subrayaron que la protagonista que da título a este texto de Henrik Ibsen (Hedda Gabler, 1890) es una de las grandes manipuladoras del teatro universal, precedido indudablemente por Lady Macbeth de Shakespeare. Es tan maquiavélica como inteligente. Pero la mirada del creador del siglo XIX, demostraba que las muertes se producían con una mayor distancia, la que permiten los disparos. Daniel Veronese aquí propone otro juego: teatro dentro del teatro. Está su declaración de principios estéticos, cuando se aleja de la famosa avenida Corrientes: "Yo prefiero los teatros más íntimos y no estos mamotretos.- Le hace decir a su personaje Brack. - En donde la gente está más cerca, se la siente. Me gusta verles la cara a los actores".

Siempre se toma el trabajo de explicar el por qué de este reiterado espacio ficcional elegido (la escenografía de la obra Budín inglés de Ariel Vaccaro), ya que allí -según él- es donde se representa Casa de muñecas de Ibsen. Un nuevo guiño del creador nacional a sus fieles seguidores. Su proyecto original fue que ambas obras (su Casa de muñecas, titulada El desarrollo de la civilización venidera y ésta) se dieran una a continuación de otra, pero los horarios de sus elencos lo hizo imposible.

En Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo Veronese agrega un toque musical, en el otro espectáculo fue el "tap" sin sonido y aquí uno de sus intérpretes juega a interpretar ritmos. Este es un agregado nuevo, suma otro lenguaje al de las actuaciones. El humor también se cuela, quizás mucho más, y para lograrlo utiliza los inconvenientes de una escenografía teatral. Sus protagonistas aparecen y desaparecen por oscuros vértices, donde el público puede imaginar pero no ver, casi como lo que sucedía con los hechos patéticos en el mundo griego.

Los espectadores pueden acceder desde muy cerca - como a Veronese le gusta - de trabajos minuciosos a nivel interpretativo. Hedda Gabler es Silvina Sabater, con una fuerza que no necesita de gritos -un hallazgo- y pequeños gestos, sutiles y perversos que la transforman en una araña. Toca, acaricia, pero en realidad está midiendo a su víctima. La presencia escénica de Sabater se respira desde la última butaca. Entra y se nota, se mueve y es difícil dejar de mirarla. En este juego escénico así planteado absorbe la energía de sus compañeros, porque la red la teje ella y sin piedad. A su lado, Claudio Da Passano construye a un hombre débil, pero siempre creíble y cercano. En la piel de su primera víctima, Marcelo Subiotto se desplaza con seguridad sobre este plan, que le será fatal. Tanto Elvira Onetto como Fernando Llosa suman una experiencia fundamental en personajes que nunca son secundarios, en sus paletas interpretativas.  

La energía que se construye sobre este segundo escenario demuestra que cada uno de estos actores está dispuesto a jugar con armas propias y personales, pero sin escatimar recursos teatrales.

Esta tragedia -casi literal si se mira la suerte de su protagonista- es muy actual en una realidad contemporánea, donde la competencia perdió sus límites. El espectáculo presenta un atroz espejo del mundo cotidiano, donde los talentos pueden naufragar en mano de los envidiosos mediocres. Veronese lanza al final su último dardo: "Este emotivo comentario que  nos deja la señora Gabler enmarcada en su propia escenografía me recuerda un gracioso comentario de un eximio director teatral. -Le hace decir al personaje de Brack-. En una conferencia le preguntaron: ¿Y en donde se posiciona usted? Porque usted critica a unos y a otros y no se entiende a qué grupo pertenece. El teatro, dijo este ilustre señor, da calor e ilumina, pero también nos quema. Todos queremos entrar, pertenecer, pero también todos queremos salir huyendo. ¿Porqué qué es el teatro en definitiva? Es un campo de batalla. Hay odio, hay amor, acción, violencia, conflicto, muerte… en resumen: emoción." El elenco de Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo lo ponen intensamente en práctica.

 
 
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ISSN 1851 - 0361