Alejandro Finzi. Tablón de estrellas. Buenos Aires. Colihue, 2009, 216 pp.
por Gerardo Camilletti (IUNA)
Uno
de los más interesantes dramaturgos argentinos contemporáneos es, sin duda,
Alejandro Finzi, radicado hace más de veinte años en Neuquén. Y no sólo por los
temas que aborda en su escritura sino también por la forma singular en que la
organiza. Tablón de estrellas reúne cuatro de sus numerosas ficciones
para teatro y además de resultar una propuesta sobradamente interesante para la
escena, tiene una calidad literaria extraordinaria. Los cuatro textos que
componen esta publicación son: “Camino de cornisa”, “Primavera, 1928”, “La leyenda de El Dorado o Arguirre, el Marañón” y “Voto y madrugo”.
El
prólogo de esta colección es de Denise Delprat. El estudio crítico que está al
final de la colección es de Jorge Luis Caputo, allí propone una lectura
singular sobre los cuatro textos haciéndolos dialogar a partir de la relación
que encuentra entre algunos personajes. En la entrevista de Caputo a Alejandro
Finzi que aporta al final de su estudio crítico, en donde entre otras cosas
cuenta la génesis de sus obras, pone de relieve la singular mirada del
dramaturgo sobre su propia producción
Finzi
se corre de los lugares habituales de escritura que el lector suele encontrar
en la literatura dramática y hace que el carácter poético de sus textos no
descanse, como suele ocurrir, en los enunciados de los personajes sino en lo
que serían las acotaciones que en sus textos no se reducen a indicaciones de
orden técnico sino a una parte importante en términos de escritura de la
construcción ficcional, las indicaciones funcionan como parte del relato,
descripciones poéticas de acciones, espacio, gestos y otros signos que
intervendrán en la escena. Desde esa escritura, el dramaturgo aparece como una
voz más en el relato, más como narrador (en tanto figura ficcional) que como un
autor que sugiere cómo debería ser la representación escénica. Sólo por citar
una acotación escénica al azar, en “Primavera, 1928” escribe “Michel, pobre iluso, pretende que los dos pilotos presencien el extraordinario
suceso que tienen frente a sus narices. Pero es completamente inútil.”, sin
duda, es el lugar de la escritura en el que decide hacerse presente, ser parte
de la ficción y no apenas el autor.
En sus textos el dramaturgo propone un recorrido por distintos lugares que dan cuenta de una travesía por las diversas maneras de ser en el mundo.