IUNA


Crédito Gianni Mestichelli
 
 
 
 
 
 
 
 
 
número 11 | Mayo 2014
información y críticas
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Othelo

Ana Seoane (IUNA)

Autor: William Shakespeare.
Adaptación y dirección: Gabriel Chamé Buendía.
Elenco: Matías Bassi (Othelo), Julieta Carreras (Desdémona, Bravancio, Montano y Bianca), Hernán Franco (Yago y el Duque) y Martín López Carzolio (Rodrigo, Casio, Emilia y Ludovico).
Vestuario: Gisela Marchetti
Iluminación y escenografía: Jorge Pastorino

Grandes directores se enfrentaron al desafío de subir al escenario un texto de William Shakespeare y todos coincidían en que hay que definir qué se quiere decir. Casi todas sus tragedias tienen varios subtemas, es casi imposible trasladarlas sin una adaptación previa. El público actual, y menos aún el porteño, no resistiría las largas horas de duración de sus acciones. El investigador polaco, Jan Kott le dedicó un capítulo de su libro sobre Shakespeare a este moro, ya que según él era una obra "histórica, psicológica y realista", incluso aventuraba que era el mejor de todos los textos.

Con estas premisas Gabriel "Chamé" Buendía parece haberse acercado a Otelo.

La historia teatral de Buendía se inicia profesionalmente en 1985 cuando integra el grupo "El Clú del Claun" junto a "Batato" Barea, Hernán Gené, Cristina Martí y Daniel Miranda. Ellos se pusieron en manos de dos directores emblemáticos, como Juan Carlos Gené, quien en 1985 firmó la puesta de Escuela de payasos. En 1988 fue el turno de Roberto Villanueva y su "libérrima versión" de El burlador de Sevilla. Dos años más tarde se dispersaron y cada uno de estos integrantes inició un camino independiente.

Buendía trabajó para el "Cirque du Soleil" en el espectáculo Quidam entre 1999 y 2004. Pero su interés por el dramaturgo inglés se evidencia en muchas de sus dirección realizadas en Europa, así: Los dos hidalgos de Verona, en París y en Madrid (1999), Trabajos de Amor Perdidos, en Sevilla (1996), Las Hijas del Rey Lear en París y Sao Paulo, Brasil (1992) y Shakespeare & Clown. También actuó en Cuento de invierno, dirigido por Lilo Baur, en Francia (2010).

Todo este tránsito por los textos de Shakespeare hicieron que Buendía supiera encontrar con notable claridad las acciones más importantes de Otelo e hizo que no faltaran. Su visión de clown le aportó el humor, algo ausente en el original, y plasmó en este escenario de "La carpintería" una imaginación puesta al servicio de la teatralidad.

Es una lección para los escenógrafos y vestuaristas, los trabajos de Jorge Pastorino y Gisela Marchetti. La cortina de plástico adquiere funcionalidad ya que es allí donde se trasmiten las filmaciones que se realizan en vivo en la escena. Los plásticos aquí pueden ser las aguas de Venecia, las tempestades o lo que Buendía le proponga a su elenco. Lo mismo sucede con la ropa que usan los intérpretes, siempre permite numerosos cambios, son detalles pero que cobran importancia a la hora de ayudar a los intérpretes. Una capucha no es un adorno, es fundamental para que la actriz pueda masculinizarse. La luz también diseñada por Pastorino ayuda a seguir las acciones y cuando es necesario las subraya.

Siempre, cuando se escribe sobre el trabajo de los intérpretes clown, se marca su plasticidad, el uso exacto de sus cuerpos, pero en esta puesta no sólo es notable esta característica habitual de su especialidad, sino las voces, la perfección en la vocalización y sus registros. Rasgo infrecuente en la actual escena porteña sea estatal o independiente: aquí se entiende todo lo que se dice sobre los escenarios, sin necesidad de los habituales micrófonos que pueblan los ámbitos comerciales.

El actor Matías Bassi encarna a este Othelo que se irá oscureciendo con sus acciones, es el único intérprete de este elenco que no debe multiplicarse. A su lado, Hernán Franco asume a Yago, antagónico fundamental y a otro personaje más pequeño, el Duque. Mientras que Julieta Carreras no sólo asume dos papeles femeninos como Desdémona y Bianca sino que también será Bravancio y Montano. Para los memoriosos es la misma actriz que el año pasado sorprendió en Edipo en Ezeiza, de Pompeyo Audivert. Aquí vuelve a demostrar que la voz y el cuerpo son sus dos mejores armas para la transformación y sale airosa de cada una de estas caracterizaciones. Los mayores cambios de personajes recaen sobre Martín López Carzolio que no sólo asume a tres personajes masculinos (Rodrigo, Casio, y Ludovico).sino que también debió asumir a esta creación de Emilia cordobesa.

Hay permanentes juegos de distanciamiento, ellos entran y salen de sus personajes, se permiten reírse de ellos, cuestionarlos y volverlos a actuar. Se suma la tecnología para subrayar escenas, e incluso el cuadro de Shakespeare también juega de referente. El uso del espacio es otra característica inolvidable, desde las entradas y salidas hasta las acciones que se proponen con las cortinas están usadas escénicamente y nada resulta vano, ni está de más.

Es una puesta irreverente, en el mejor sentido de la palabra. Propone un desafío: reírse de una tragedia y lo hace con las mejores armas: las de la actuación y la imaginación. Buendía consiguió un equipo de artistas, integrado por actores, vestuarista, escenógrafo e iluminador capaces de inventar un inolvidable Othelo para este siglo XXI.

 
 
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