¿Cómo fue tu formación?
Mi primer taller de teatro fue a los ocho años en la Asociación Cristiana de Jóvenes. Luego ingresé al Instituto Vocacional de Arte. A los catorce años
volví a hacer talleres. Después de dos años de no hacer nada (pero sí de participar de todos los actos escolares apoyada por mi profesora de francés) entré
al Club de Teatro que era de Guillermo Bredeston y ahí me dieron clases Roxana Berco y Graciela Dufau. Durante mi estadía en esa escuela conocí a Helena
Tritek. Luego Dufau se cambió a la escuela de comedia musical de Valeria Lynch y yo me fui ahí donde estaba ella, fueron dos años de canto, danza jazz y
teatro. Más tarde estudié seis años con Helena Tritek y Hugo Urquijo. Al terminar esa etapa hice un poco más de un año con Ricardo Bartis. Luego de un par
de años entré al taller de Mauricio Kartun donde también conocí a Ariel Barchilon. Hice el curso de la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático) de
Dramaturgia donde tuve como profesores a Mauricio Kartun, Alejandro Tantanian, Roberto Perinelli, Camila Mansilla y Federico Irazabal. Luego hice dos
cuatrimestres de la maestría de dramaturgia del IUNA, que dejé por no poder pagarla.
Fui a la escuela desde la guardería. Durante el jardín fui a colegios religiosos ya en la primaria me tocó un colegio público y laico doble escolaridad.
Durante mi infancia estudié francés, italiano e inglés que seguí estudiando hasta terminar la secundaria. La secundaria la hice en un colegio comercial y
me recibi de Perito Mercantil con Orientacion Contable e Impositiva. Luego hice el CBC y dieciseis materias de la carrera de Comunicacion Social en la UBA.
Más tarde cursé dos años en la Universidad del Cine. También hice cursos de poesía, narrativa, clown, fotografía, encuadernación, composición de canciones
y guión cinematográfico. Actualmente asisto a un taller de dibujo y otro de pintura.
¿Cómo enfocás tu trabajo como actriz y directora?
Yo creo mucho en el hacer. Pensar me detiene, entonces me hago haciendo, digamos. Así cometí errores y aprendí de ellos.
Mi rol de directora surgió por sugerencia de Tritek y Urquijo que notaron que podía interesarme. Luego me sirvió para poder estrenar mis propias obras.
Tenía la necesidad de ver las cosas que escribía entonces decidí dirigirlas yo misma. Aprendi a dirigir, dirigiendo y siento que de algún modo encontré mi
propio ritual de cómo hacerlo.
No tengo miedo a arriesgar, por eso a veces dirijo obras de otro o a pedido. De todo aprendo. Dirigir es decidir, elegir, ordenar, administrar, editar,
visionar. Creo en delegar, compartir y escuchar. Me cuesta un poco la dirección de actores porque pienso que lo más difícil de esta tarea es la relación
con las personas.
Con respecto a actuar me gusta tanto como escribir pero escribir tiene un lugar más ordenado y dedicado en el día a día. La actriz me sorprende, aparece y
desaparece como los amores.
No me desespero por actuar porque para mí actuar es sentir placer, algo de la actuación me tiene que vincular con eso directamente porque además cuando yo
actúo me brindo (o eso intento), entonces necesito sí o sí estar en un buen ambiente y con buenas condiciones (que no son siempre las mismas ni hay reglas,
es intuición pura). La directora le hizo muy bien a la actriz y la actriz a la dramaturga.
La actriz encarna, se posee, flashea. La actriz cree. Si la actriz no cree nadie le creerá. Así funciona para mí la actuación, teniendo fe. Todo
lo que mira la actriz a su alrededor es verdad por lo que todo lo que ella produzca en ese espacio también debe serlo.
¿Cómo es tu tarea como docente de teatro?
Siento que soy una acompañante, un estimulante, una llave para combatir el miedo al deseo. Me gusta formar a principiantes o personas que se sienten
trabadas, mostrarles que todo es menos complicado y sufrido de lo que parece. Todo es posible si pongo voluntad. A actuar no se enseña, el coordinador de
un taller debe hacer aflorar el actor o la actriz a quien desea serlo o bien ayudarlo a descubrir que quizá no es ése su camino.
No me gusta guardarme cosas, lo comparto todo, hasta los miedos, trato de tapar vacíos con mi propia experiencia. Intento que reconozcan en la acción el
principio de todo, que es como yo hice y hago las cosas. Lo importante que es no tener miedo a equivocase, a probar, a fallar, a acertar y sostener.
El cuerpo es todo lo que el actor tiene pero también lo que la persona tiene, por lo que es importante limpiarlo de tensiones y cobardías. Aceptar quien
uno es, qué límites y qué virtudes tiene, reconocerse para conocerse y poder potenciarse. Trato de ir hacia ese lugar, mirando al que tengo enfrente e
intentando no darle fórmulas. porque las personas no somos matemáticas, ni nada en el teatro es "lo correcto" como en ningún arte.